Dave no dejaba de asombrarse por la
perspicacia que tenía su empleado más valioso, Oliver, para encontrar los
sitios más insólitos para cenar.
—Oliver, ¡esto es magnífico! El
resto de los mortales, convertidos en meras hormigas allí abajo y nosotros
aquí, en lo más alto de Nueva York, degustando un delicioso menú y hablando de
negocios. Jesús, ¡esto es vida! —Dave se recostó con brusquedad en su silla,
que terminó balanceándose ligeramente.
—Sí, Dave, hablemos de negocios.
—Oliver carraspeó y le dio una palmadita en el hombro a uno de los camareros
que pendía, sujeto a una gran cuerda, a pocos centímetros de él. —Ponle más
vino a mi jefe y gran amigo Dave.
Dave, visiblemente ebrio, intentó
alcanzar él solo la imponente botella del James Berry Vineyard, con tan mala suerte que una de las patas de su silla se
desarticuló de la vía que los estaba manteniendo a una altura más que decente.
—¡Oh,
mierda! Ollie, ayúdame, ¿quieres? Dile a esos… a esos tipos que me agarren del
abrigo, pero con cuidado, ¿eh? —Dave soltó una carcajada poco convincente.
Oliver no hizo nada. Se quedó muy
quieto, sonriendo con disimulo y desmenuzando su servilleta. Después, le guiñó
un ojo a los camareros flotantes y éstos agarraron con fuerza a Dave,
arrancando de cuajo la silla sobre la que se encontraba temblando como un flan.
—¡OLLIE! ¿PERO QUÉ DEMONIOS ESTÁS
HACIENDO? —Chilló un visiblemente afectado Dave, que hiperventilaba y se estaba
poniendo morado.
—¿Cuándo me vas a pagar lo que me
debes, Dave? —Respondió Oliver con una tranquilidad casi amenazadora.
—Ollie, Oliver, amigo, sabes que
siempre pago mis deudas… Necesito…Necesito tiempo, ¿vale? Ya sabes cómo va la
empresa ahora mismo…No estamos en nuestro mejor momento, Oliver, maldita sea,
dame un par de semanas, ¿te parece?
—Adiós, Dave —Dijo Oliver,
chasqueando los dedos. Los camareros se miraron entre sí y soltaron a Dave, que
cayó con un chillido que fue menguando rápidamente de intensidad.
Me encanta, Kristina, aunque yo cambiaría el título para no desvelar el final en el título.
ResponderEliminarGracias Lucrecia, pues tienes razón con respecto al título demasiado revelador...Encontrar el título perfecto siempre es complicado, al menos para mí. Déjalo como está y si se me ocurre algo, lo pongo por aquí.. :)
ResponderEliminarMe acabo de dar cuenta de una repetición innecesaria... Si podéis, cambiad "mala pata" por "mala suerte" .
ResponderEliminarHecho.
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