sábado, 28 de marzo de 2015

Nostalgia




Le gustaba acudir a aquel café, sentarse en la mesa de siempre -la del rincón- y fumarse un habano. Atrincherado tras el humo miraba hacia el pequeño escenario donde todavía le parecía ver  y escuchar a aquella preciosa joven, que con su perseverancia y admiración consiguió conquistar poco a poco. Ahora era su mujer.

De aquella relación nada quedaba, solo el gran amor que él le seguía profesando. Ella ya no recordaba ni su nombre.

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