Casi todos los días, le veía acercarse. A veces venía solo, otras
acompañado de una mujer. Mientras, ella permanecía siempre en su puesto, amable
y complaciente, dispuesta en todo momento cuando se la necesitaba, día tras
día.
Una tarde se acercó sin compañía. Sonrió, le acarició el rostro,
rozó su vestido de tul y puso la misma melodía que escuchaban invariablemente.
Ella no pudo soportar su silencio y decidió romper con el orden establecido.
Para ello convocó a sus fantasmas, quienes acudieron de inmediato,
hartos de tanto hastío. Llegaron todos: los espíritus buenos y amables y los
que no lo eran tanto. Pero no era momento de excluir a nadie -menos tratándose
de espectros- y se dejó llevar por cuantos estaban dispuestos a proporcionarle la libertad.
No fue fácil. Las guerras entre almas atormentadas son devastadoras
y el mundo material carece de valor. Cayeron las lámparas y los candelabros.
Los cuadros de los antepasados daban vueltas como torbellinos y se estrellaban
contra las paredes. Los cristales de los altos ventanales estallaban en mil
pedazos cubriendo el suelo y formando un tapiz de lacerante resplandor. Ella
quedó libre, al fin.
Él, estupefacto, asistió a la diabólica representación, inmóvil y
sentado en su butaca preferida. En sus manos la caja de música que, hacía
escasos minutos, había puesto en marcha inocentemente se encontraba vacía y
muda. ¿Y la bailarina que daba vueltas?
Muy bueno, Amparo!!!
ResponderEliminarGracias, Lu
EliminarSuper original y,como dice Rafa,muy bien escrito.Felicidades.
EliminarGracias, Isabel
EliminarMuy original y muy bien escrito. Un beso, Amparo.
ResponderEliminarGracias, Rafa. Me alegro de que te haya gustado!!
EliminarLas cajitas de música tienen magia como el final de tu relato.
ResponderEliminarLas cajitas de música tienen magia como el final de tu relato.
ResponderEliminarGraias, Vicente!!
Eliminar¡Me ha encantado!
ResponderEliminarGracias!
EliminarMe encantó, como te dije en face. El final fantástico.
ResponderEliminarGracias, Asun
EliminarMe encantó como dibujas la historia, pude ver la acción cual un lienzo de tus palabras.
ResponderEliminarExcelso.
Un abrazo.
Muchas gracias, Luis!!
EliminarUna historia estupenda. El símil utilizado, casi mágico, es muy apropiado. Increíble.
ResponderEliminarGracias, Ánónimo!
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