Un escalofrío le recorrió la
espina dorsal cuando lo vio con aquella jovencita dándose arrumacos, la
muchacha al verla le lanzó una mirada triunfal, como guardando un secreto tras
de ella.
No soportó que él tuviera tan
poca delicadeza al querer despojarla de todo..., todo lo que consiguieron
juntos; algunas veces con mucho esfuerzo, otras poniendo sus corazones y
emociones en adquirirlas, como sí quince años de matrimonio se volatizaran. ¡Le
dolía tanto! Luchó por conseguir lo que le pertenecía y dejó de auto
compadecerse.
Cerró la puerta al salir del
despacho. Recorrió el pasillo y bajó las escaleras que separaban la calle del
bufete, despacio, muy despacio, y una sonrisa agridulce se dibujó en sus
labios. Saboreó en cada paso los años vividos juntos. ¡Quedaron tantos
proyectos por realizar!.
Al llegar a la puerta de la calle
comprobó que el día hacía honor al refrán del mes. ¡Llovía con tanta
intensidad! Salió al tonificante, limpio y húmedo aire. Abrió el paraguas que
apartó hacia un lado, levantó la cara agradeciendo la lluvia, la refrescó.
Cerró los ojos y respiró hondo, dejó que el aire le purificase e intentó
recuperar la poca serenidad que le quedaba. Se alejó de allí con paso seguro,
ufana por haber sabido reprimir algún reproche cuando lo miró a
los ojos, y le dijo que le regalaba todo lo que la sentencia le dictaminaba por derecho. No
quería tener nada que le recordase, ¡no lo merecía!
Muy bueno, Fina. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias Rafa.
EliminarPrecioso, Fina!! Se nota que lo has trabajado. Una alegría verte por aquí.
ResponderEliminarGracias Amparo. Últimamente me cuesta escribir, pero por lo que veo no soy la única. A ver si vuelvo a coger el ritmo.
EliminarMuy bien, Fina, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias Lu.
EliminarEstupendo, también me ha gustado y ojalá fuera así de fácil!!
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