domingo, 24 de marzo de 2013

Las tres viuditas extratextuales (cont.)


 

                      

Se cambiaron los nombres de Juana, Justa y Jimena por los de Carla, Mónica y Gemma, que sonaban muchísimo mejor. Entraron en la primera tienda y se compraron tres modelitos más acordes con la época. Sustituyeron los incómodos y pesados vestidos por pantalones pitillo y camisas ligeras de algodón a cuadritos vichy. Se calzaron con bailarinas planas. En el probador dejaron los corsés para regocijo de la propietaria, que se los comenzó a probar imaginando toda suerte de fantasías. En el volkswagen, les esperaba Beltrán, conductor de la carroza:

-Carla… ¿Cómo se te ocurrió la idea?

- Nada, hijas mías… se lo pregunté a la bruja Gadea. Ella sabía un conjuro y, junto al bebedizo que os hice tomar,…¡Plás! Aquí estamos…

-¿Y qué hacemos con el conductor de la carroza? No hace más que tocar la bocina y saludar con la mano. Se cree que aún estamos en la corte de Palacio…

- Yújuuuu!!!!… ¡Cuántos chicos guapos...!

- ¡Beltrán, por Dios! Ya sabía yo que Beltrán iba a dar la nota… Pero,… ¡no te bajes del coche, que nosotras no sabemos conducir este trasto…!

Beltrán se inclinó para hablar con las tres viuditas que no entendían su comportamiento.

-Mirad, chicas. Puesto que deseabais llegar hasta aquí para gozar de la libertad, justo es que yo haga y desee lo mismo. Si vuestra vida en la Corte era triste y aburrida, imaginaos la mía… un conductor de carrozas que, además, es gay… Me marcho… mirad: aquellos muchachos que nos están mirando desde la acera de enfrente son Alonso, Diego y Froilán. Trabajaban conmigo y conocían también las artes de la bruja Gadea, todos tomaron el bebedizo.

- Pero… Beltrán… ¡no nos dejes…!

- No os preocupéis. Hay unos colegios especiales, se llaman “autoescuelas”, allí os enseñarán a manejar este vehículo…

Las tres se quedaron en el coche mirándose y sin saber qué hacer. Un guardia urbano se acercó  gesticulando con la mano para que circularan, pero ante la pasividad de las chicas, se introdujo en el asiento del conductor y movió el coche mientras escuchaba la historia de las tres amigas. Una vez concluida, les dijo que tenían que buscar una ocupación que se llamaba trabajo y bla, bla, bla…

 

 

 

 

 

6 comentarios:

  1. Cómo te gustan las historias largas y a mí las cortas, así nos avenimos bien. Creo que debes cambiar impasividad que te la has inventado y queda fenomenal por pasividad, no sé qué querías poner.
    Me encanta el conductor gay, Beltrán, pero creo que tu cuento se debe continuar...

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  2. ¡Qué locura, Prima! Vivan los bebedizos.

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  3. Respuestas
    1. Como queda muy larga la palabra, la cambiaré por pasividad. Gracias Malén

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  4. Ja ja ja, me encanta lo del conductor de carrozas gay. Mucha imaginación, Amparo. Bravo !!!

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  5. ¡Menuda imaginación amparo! Me ha encantado.

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