- ¡Quita tu sucia vista de mi escote y mírame a los ojos! Sé perfectamente lo que estáis tramando. Dile a mi marido
que no se va a salir con la suya. Lo tengo todo planeado. No sabéis de lo que puedo ser capaz...
- ¡Hay que ver lo mal pensada que
eres! Sabes que me gustas en serio. Adoro ese pelo negro como el azabache, tus labios rojos y esa mirada de gacela asustada.
- ¡Já! ¿Te crees que voy a caer
rendida a tus pies después de conocer vuestras intenciones? Sé que quieres acabar
conmigo y que el imbécil de mi marido te ha pagado para liquidarme.
- ¡Jamás te haría daño! Te amo…
- El sexo no tiene nada que ver con el amor...
- Pero yo te quiero… ¡Escapémonos!
Podemos engañarle, huir con el dinero y empezar una nueva vida en otro lugar.
Te daré los hijos que él te ha negado. Quiero dejar todo esto y
formar una familia. Vivir en una preciosa casita con jardín, tener un perro, o dos
incluso.
- Contigo no iría ni a la vuelta
de la esquina, eres peor que él. ¡Te odio, os odio a los dos! He soñado tantas
veces con escaparme de su telaraña…
- Ya no tienes otra elección, Susanne. He
puesto un somnífero en tu copa de vino…
- Me imaginaba algo así... ¡Ja, ja, ja...!!
Al final han dado fruto todas las películas de cine negro que he visto... Sólo he humedecido mis labios. No creo que me produzca efecto alguno, en cambio tú… Tú has dado varios tragos, en nada comenzarás a sentirte muy mal, la gente creerá que es tu corazón... Cuando se den cuenta de que la copa estaba envenenada yo ya estaré lejos. En la puerta está esperándome Félix, mi chófer. Tenemos billetes para las islas Caimán... Mi marido siempre me creyó una mosquita muerta, una tonta incapaz de conocer sus oscuros negocios… Pero ahora, después de ver tanto telediario, ya sé lo que significa ser su testaferro... Por cierto, estás empezando a sudar… y te tiembla el pulso…
Al final han dado fruto todas las películas de cine negro que he visto... Sólo he humedecido mis labios. No creo que me produzca efecto alguno, en cambio tú… Tú has dado varios tragos, en nada comenzarás a sentirte muy mal, la gente creerá que es tu corazón... Cuando se den cuenta de que la copa estaba envenenada yo ya estaré lejos. En la puerta está esperándome Félix, mi chófer. Tenemos billetes para las islas Caimán... Mi marido siempre me creyó una mosquita muerta, una tonta incapaz de conocer sus oscuros negocios… Pero ahora, después de ver tanto telediario, ya sé lo que significa ser su testaferro... Por cierto, estás empezando a sudar… y te tiembla el pulso…
Final abierto...
ResponderEliminarQué chulo!! Me encantan las malvadas de novela negra, mujeres sin piedad capaces de cualquier cosa como la que has pintado. Me ha gustado la vena irónica romántica de tu diálogo: tener un perro, incluso dos...
ResponderEliminarJejeje, sí, ya sabéis que me gustan los diálogos tragicómicos... Gracias,Malén...
Eliminar¿De dónde sacas estas malvadas, prima? Te ha quedado muy bien. Felicidades.
ResponderEliminarGracias!! Las malvadas?? Pues pienso en diálogos de películas antiguas y los adapto a los tiempos actuales... por ejemplo.
EliminarMuy, pero que muy conseguido, Amparo. Creo que en el segundo diálogo es atraído (no atraída). Un abrazo.
ResponderEliminar¡Aysss, me equivocado y sin darme cuenta! Gracias, Rafa. Un abrazo!!
ResponderEliminarMe he equivocado... La dieta que estoy haciendo hace que me coma hasta las palabras. Aysssss, qué hambre tengo a todas horas!!
ResponderEliminarMuy bueno Amparo. Con final abierto, a ver si me ánimo jejeje.
ResponderEliminar