Ser parte de un árbol es lo que siempre quise ser. Mirar
desde arriba a otros seres vivos, jugar con el viento y mecerme entre las ramas…
Al principio me conformaba con ser corteza ¿Pero si justo me
tocaba ser una cascarita cerca de la raíz y no podía ver a nadie? Entonces miré
más arriba y el tronco se me presentaba imponente, aunque al mirarlo
detenidamente lo vi muy cubierto de ramas y hojas…
¡Hojas! ¡Eso es, hojas! Difícilmente las hojas están debajo,
además el verde me sienta bien; también puedo jugar con el viento, y en otoño
cuando el árbol al que pertenezco lo decida me soltará al viento para jugar con él,
disfrutaré de la felicidad de sentirme libre dándome la posibilidad también de
mi infinita alegría cuando llegue a tierra, la abrace y al fin sea parte de
ella…
Está decidido ¡Seré hoja…!
LUIS GONZALEZ
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