Cuando la Gran Guerra
Terminal concluyó con la destrucción del planeta, solo quedaron dos hombres
vivos. Solo dos paisanos que siempre habían sido enemigos, que se odiaban a
muerte desde jóvenes. Entonces uno de ellos comenzó a pensar si no valdría la
pena olvidar el pasado, enterrar viejos agravios e iniciar una relación nueva,
colaborando primero en conservar la vida y después en localizar a otros posibles
supervivientes, donde fuera que se encontrasen. Mientras se consagraba a dicha
reflexión, el otro individuo ya había resuelto que su adversario debía morir y
le partió la cabeza con una piedra.
Contundente micro, Rafa. Además, opino lo mismo. Llegados a ese extremo, siempre hay un gilipollas que la caga (con perdón).
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con Amparo, y también antes de llegar a ese extremo. Buen relato, Rafa.
ResponderEliminarGracias a las dos. Y besos para ambas.
ResponderEliminarJo!! Qué fuerte!! Conclusión: mejor no reflexionar ni un minuto porque en ese tiempo pueden acabar con tu vida. Yo revisaría lo de "colaborar en conservar", sustituiría por un sinónimo. Otra cosa que me suena rara es el abuso de infinitivos en tan poco espacio. Sin duda hoy estoy algo pesada. Besos.
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