martes, 12 de febrero de 2013

Una razón para vivir


Se tumbó en la cama de aquel hotel barato con un cigarrillo encendido en una mano y la maldita carta en la otra. Lo había perdido todo: su familia, el trabajo, los amigos. La puta crisis le había dejado solo e indefenso. Su pobre cabeza era un inmenso pozo negro donde solo habitaban la tristeza y unas ganas inmensas de desaparecer de la faz de la tierra. Hundirse en la profunda paz de una muerte desprovista de sobresalto alguno. Pero le faltaba valor también para llevar a cabo el acto final y pensó que aún le quedaban unos euros para terminar con varias botellas de vino de buena calidad. Además, ¡qué coño! pensaba, por qué no llevarse por delante a alguno de los causantes de su situación, ya no tenía nada que perder. Empezó a buscar la víctima propicia, alguien que fuera uno de los culpables de sus tribulaciones. Estuvo dudando entre varios individuos que le habían ocasionado fuertes dolores de cabeza en los últimos tiempos y no acababa de decidirse. Le venía a la memoria el director del banco, el que le había anunciado la pérdida de todos sus ahorros con las dichosas participaciones preferentes, mientras que unos años atrás se las  había vendido asegurándole una gran rentabilidad. Recordaba nítidamente el cambio de su rostro durante la última entrevista. Cómo le hablaba de la gran catástrofe como si se debiera a una ley necesaria de la naturaleza que escapaba totalmente a su control. Tenía que madurar bien el plan, entretanto se fue al supermercado más próximo y compró un par de botellas que empezó a beber con verdadera fruición, volvía a tener una meta en la vida y él siempre había sido un luchador.

5 comentarios:

  1. Muy bueno Lu, has retratado muy bien una situación que, por desgracia, se está haciendo bastantes habitual últimamente. No me resulta nada extraña la decisión de tu protagonista.

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  2. Participaciones preferentes, ligera corrección para no crear dudas. Personalmente aplaudo la idea de tu protagonista!!

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  3. Vaya poder de improvisación más genial, Lu. Ayer le estuve dando vueltas y no conseguí una idea viable. Tendré que volverlo a intentar.

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    1. Gracias, Rafa, con comentaristas como tú, da gusto escribir.

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