Cuando despertó, el revólver
todavía estaba allí.
Helen había vuelto a soñar que Lee
le traicionaba sin cesar con otras mujeres, que nació infiel, vivía infiel y
merecía morir siendo infiel y no de otra forma.
Introdujo el arma en su bolso, se
puso el abrigo y salió a la fría noche de New York. El taxi no tardó en llegar
al Slug’s, donde el portero, al reconocerla, le franqueó el paso. Lee, entre
pase y pase, estaba en la barra fumando y apurando una copa, mientras comentaba
amenamente a unos admiradores la historia del tema “Lover Man” con el que había concluido su anterior actuación. Helen
se acercó, sin mediar palabra apartó a los demás tertulianos y descerrajó un
certero tiro sobre su hombre. Cuando
Lee cayó al suelo Helen soltó el arma, se arrodilló ante él y con lágrimas en
sus ojos le susurró: “Esto ha sido por
nuestro bien, Lee. Te lo juro, lo he hecho porque te amo”.
LEE MORGAN (10.07.1938 – 19.02.1972) - In Memoriam
Edward Lee Morgan fue uno de los más
talentosos trompetistas de la historia del jazz. Nacido en Filadelfia el 10 de
julio de 1938, fue asesinado por su pareja
de hecho Helen More el día 19 de febrero de 1972. Solo tenía treinta y tres
años de edad. Helen, trece años mayor, le disparó mortalmente en el interior
del Slugs’ Saloon (situado en el East Village de Manhattan), donde estaba
actuando, por una cuestión de celos. Lee murió desangrado mientras esperaba la
llegada de un servicio de ambulancia reacio a entrar en aquel peligroso barrio.
Helen fue ingresada en un sanatorio
mental y murió de un ataque cardíaco en 1996.
Ante el 41 aniversario de su
muerte, he aquí un merecido homenaje a este excepcional músico. En esta
grabación de 1961, Lee apenas tenía veintidós años.
Muy bueno e ilustrativo y preciosa música. Gracias.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu homenaje a Lee Morgan. A la vez que leemos tus textos nos das a conocer personajes que, por su valía, deben ser recordados. Excelente trompetista, no lo conocía.
ResponderEliminarAmores que matan. Muy bueno.
ResponderEliminarCuando despertó... No sé de qué me suena. Un placer leerte con esa compañía musical de fondo.
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