El mendigo soñaba que los copos de nieve se convertían en
afilados cuchillos de acero. Y despertó sobresaltado, empapado en escarcha y
sangre que manaba de su espalda, sus piernas, sus brazos... A unos cientos de
metros, un grupo de niños armados con barras de hierro y palos llenos de clavos
corría sobre el lago helado en dirección a la Calle Mayor, de donde provenía el
ensordecedor griterío de la Cabalgata de los Reyes Magos.
Manuel Pérez Recio, "Nelo"
Asombroso y muy duro.
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarBrutal!!!
ResponderEliminarGracias...
ResponderEliminarWow!! De acuerdo con los compañeros.
ResponderEliminarAcabo de leerlo -sí, ya lo sé, un poco tarde-, y me ha impresionado. Una historia con tanta acción y con tan pocas palabras... ¡Bravo!
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