Entonces la hormiga acróbata se excitó. Subió su cuerpo
sobre la joven que tomaba el sol tranquila, en una larga tarde de domingo. La
hormiga mantuvo su tórax sobre la cabeza y comenzó a girar sobre ella. La
muchacha no pudo evitar acariciar su abdomen en forma de corazón, y ambas
sucumbieron bajo el sol.
Esther Moreno
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