-Comprenda usted, doctor, que nunca
antes en la historia había recaído tanta responsabilidad en un solo conejo...
-Lo comprendo, Mister Rabbit, pero
diré a su favor es usted muy inteligente, que no tiene nada que temer. En estas
sesiones vamos a trabajar su autoestima. Presumo que en pocas semanas se habrá
convencido de que tiene las capacidades y aptitudes necesarias y suficientes
para gobernar con talento este mundo de locos.
-¿Usted cree? ¿De veras piensa eso?
Porque, los de su especie me la tienen jurada... Piensan que un mamífero
lagomorfo no reúne las cualidades mínimas exigibles a un Presidente del
Universo.
-Le confesaré la verdad: yo no le
voté, apoyé a Mister Dolphin, es evidente que tiene el cerebro más grande que
el de usted y el programa electoral era más atractivo que el suyo. Pero por
supuesto, nunca hubiese votado a Miss Mouse, siempre me ha parecido ladina y
retorcida, le encanta andar entre la basura.
-Desde que prohibieron a los
humanos gobernar, sus rencillas se trasladaron al mundo animal. Fíjese que
antes era el hombre contra nosotros y nosotros contra el hombre. Ahora, además
de ese enemigo secular, ya de por sí peligroso, hemos de enfrentarnos a
nuestros propios miedos y las incompatibilidades naturales se han convertido en
odio y envidia.
-Efectivamente, Mister Rabbit. La
secuencia será siempre la misma, gobierne quien gobierne. Pero si he de serle
sincero, prefiero que la sociedad esté administrada por los animales, aunque
sean salvajes, o mejor si lo son, que por otro humano. ¡Adonde han llegado las
cosas!
Rafa Sastre
Muy buena moraleja, Rafa! Hay que ver lo que puede dar de sí esta foto!
ResponderEliminarEscéptico te veo, Rafa. Me gusta el cuento pero aún confío en la posibilidad de que arreglemos algo.
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