Ya me
estoy empezando a mosquear… Don Gennaro lleva
más de una hora confesándose con el párroco de este pueblo infecto, perdido en
medio de las montañas. En diez años a su servicio, es la primera vez que veo
entrar al viejo en un templo. Pensaba que a los capos se la sudaba Dios y los de
la sotana. Creo que el jefe comienza a chochear. Ayer sin ir más lejos, me
dijo que vivo en pecado con Donatella, que deberíamos casarnos por la iglesia.
¡Espero que no esté hablando precisamente de eso con el cura! Mi padre era anarquista
y le juré, convencido, que seguiría profesando su descreimiento. Me paso por el
forro el Estado, la religión y todo lo que huela a convenciones sociales. Adoro
a mi chica, pero antes de que me obliguen a casarme con ella, presento la
dimisión y nos largamos con viento fresco. Cruzamos el estrecho y nos instalamos
en Nápoles, allí trabajo no me va a faltar. Soy un profesional: nadie me iguala
a disfrazar de accidente un asesinato.
Lo dicho, le sale el humillo con tu texto al de la foto. Si es que dilemas, tenemos todos, hasta los más duros. Un saludo.
ResponderEliminar¡Ay si su padre levantara la cabeza! Muy bueno, Rafa, como siempre.
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