Cuando el saxofonista dio por
terminada la que consideró su mejor actuación en años de apostasía, el público
le pidió entre aplausos y vítores que improvisara una última pieza, una pieza
que expresara sus sentimientos más íntimos y personales... El músico apuró su
copa de bourbon, después rogó silencio absoluto, e indicó al tramoyista con un
gesto que dirigiera el foco central hacia el micrófono. Tomó aire, retrocedió
un paso y, tras dejar el instrumento sobre la silla, se marchó.
Muy bueno, Manuel. Sin duda el músico dejó claro cuáles eran sus más íntimos sentimientos.
ResponderEliminarUn buen micro sin duda, Manuel. A ver si los demás nos animamos, aunque has puesto bastante alto el listón ...
ResponderEliminarMuchas gracias. Me encantará leer vuestras propuestas. Un sentido abrazo, amig@s de las letras,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu micro, Nelo. El músico intuyó que la audiencia necesitaba silencio para saborear la magnífica interpretación que les había regalado. Espero seguir leyéndote en este blog.
ResponderEliminarComo se dice "me callarse si no se puede mejorar el silencio". Un micro bien armado y que deja abierta su interpretación al lector. Puede que el músico no tuviera sentimientos y por eso dejó el saxo, puede que para saborear la pieza anterior. Muy bueno
ResponderEliminarEl silencio dice más que mil palabras. Excelente!!!
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