martes, 14 de octubre de 2014

El saxofón


El 13 de octubre  de 1841, la cafetería anexa al Teatro Rialto de Bruselas hervía de un publico impaciente ante la anunciada actuación de  Adolphe Sax, fabricante de instrumentos musicales e insigne intérprete de clarinete. Sin embargo, en el centro de la pista descansaba, sobre una silla de color rosa, un extraño artilugio jamás visto. Se apagaron las luces y Adolphe apareció por fin, dio unos pasos hacia el micrófono y desgranó las primeras notas de aquel “clarinete de latón”. El silencio fue atravesado por un fuerte sonido metálico  lleno de matices y tonalidades que cambiaban del rojo al violeta pasando por el verde y  el azul cielo. Adolphe había trabajado hasta el éxtasis, largos días y noches sin sueño, buscando la perfección de su ingenio. El resultado llenó a sus oyentes de una intensa emoción y asombro. Los aplausos retumbaron largo rato por todo el edificio y se sucedieron los abrazos y apretones de manos  estremecidos de los más allegados.  El ilustre músico acababa de regalar un pedazo de gloria a saxofonistas venideros como Charlie Parker o John Coltrane entre muchos otros.

3 comentarios:

  1. Hoy he aprendido algo nuevo con tu relato. Y por ello me ha encantado.

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  2. Muy bonito Lu. A ver si te seguimos los demás y volvemos a llenar el blog de relatos.

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