miércoles, 21 de noviembre de 2012

UNA NOSTALGICA MELODIA


                                      


 
Se encontraba  triste y deprimida. No le gustaban los días lluviosos y oscuros de noviembre. Añoraba el sol y la luz: le daban vida.

Se dejó caer en la mullida alfombra, dejándose abrazar por su propia nostalgia y por la suave cadencia de la melodía que ella misma había elegido: una samba de Vinicius de Moraes. Cerró los ojos y aspiró el aroma de su piel recién bañada con el mismo perfume que llevaba aquel día de verano, en el hotel de Bahía. Pensó en el poder que tenían los sentidos para trasportarnos a otro lugar, a otro tiempo. Sus facciones se relajaron y su boca dibujó una sonrisa en su rostro; estaba bailando…, ahora se dejaba llevar por Manuel que acariciaba su espalda desnuda, que besaba su cuello, que le susurraba tiernas palabras de amor con su voz sugerente y varonil. Sus cuerpos entrelazados tejían una lenta danza, sensual y armónica…

“Ding, dong….” Se levantó con un salto ágil, aunque sus recuerdos continuaban en Salvador de Bahía… “ Tele Pizza, señora…”

11 comentarios:

  1. El ding, dong nos devuelve a la cruda realidad de la protagonista. Bien, Amparo.

    ResponderEliminar
  2. Nos llevas a Brasil, oímos la música, nos ponemos sensuales y nostálgicas y de repente ¡plaf! la carroza se convierte en calabaza.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué bien nos has transportado, Amparo! ¡Bien hecho!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Me parece un ejercicio para repetir muchas veces... Pero, también hay que intentar vivir nuevos recuerdos para evocar. Me gusta.

    ResponderEliminar
  5. Fantástico, Amparo, cómo se notan esos cursos de escritura en los que te preparas para triunfar. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para triunfar...no sé, Dori, pero la verdad es que sí que ayudan a mejorar.

      Eliminar
  6. Muy bien Amparo, se nota que a tí las musas no te abandonan. Me ha gustado muchíiiiiisimo.

    ResponderEliminar