sábado, 3 de noviembre de 2012

LAS MANECILLAS

    




Ahora que te has ido, no encuentro mejor opción que dejar colgado sobre las ramas de un árbol las horas que me consumieron.
Al principio quise guardarlo conmigo, como negándome a desprenderme de ese espacio temporal que me perteneció; mas a solas, cada vez que contemplo con nostalgia esas manecillas que marcaron el ritmo de nuestro gozo, siento cómo se agita un enorme torbellino en mi interior y una lágrima se desliza por mi mejilla.
Un día tomé el camino, esa misma senda en la que pasamos tantas y tantas tardes cogidos de la mano mientras me inducías a pensar en planes futuros. Tan intensos, tan ilusos…
Ahora, bajo las ramas de este árbol en el que tantas veces me vi reflejado en tus pupilas, dejo colgado un trocito de mi vida, un pequeño capítulo de mi existencia, que ya nunca recuperaré.
¡Me importa un bledo el paso de las horas! Y que el Diablo se lleve esas manecillas tan impregnadas de ti, de tu olor, de tu esencia, que un día fijaron mis esperanzas y marcaron mi rumbo.
Ahora sé que en otra parte, en otro lugar, otro reloj como este ha comenzado a contar las horas de un nuevo iluso.


17 comentarios:

  1. Amor y desamor siempre van a la par. Bonito relato, Manuel. Saludos.

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    1. Tienes razón, Dori. Yo te diría que el mayor temos que hay al enamorarse es al desamor que pueda traer el tiempo.
      Un saludo.

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    1. Lo cierto es que los relatos de desamor dan mucho de sí, se puede adornar la frustración o el sufrimiento con un toque de poesía no queda mal.

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    2. Claro que no, le da un toque más "dulce" a ese final. No sólo son los hombres quienes no hacen siempre "lo correcto" con las mujeres.

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    3. ¿Ves cómo necesitamos el punto de vista masculino en este blog? Ya se animarán los demás, es cuestión de tiempo y de leerte aquí. Encantada de que hayas vuelto.

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  3. Hay un poco de despecho en tu historia de desamor. Buen micro.

    Un saludo.

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    1. Lo que hay es frustración y rabia al sentirse rechazado por la persona que amas.
      Un saludo.

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  4. Manuel, a mi, también me ha gustado mucho la forma de contar tu historia, gana mucha fuerza al final, esa pizca de dolor en el ego masculino le da un toque primitivo que me encanta...

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  5. Como dice Mer, ese dolor masculino, que es más brutal si cabe que el de una mujer despechada, me ha encantado. Y el tema, siempre que una puerta se cierra, se abren otras a infinidad de mundos.

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  6. Muy bueno, yo no aprecio la diferencia de género. El dolor siempre es el mismo!!

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  7. Lo cierto es que yo la historia la entendí diferente. Pensé que estaba dolorido por la muerte del ser querido y que con el paso del tiempo, se abrieron nuevas puertas y nuevas esperanzas. La volví a leer y creo que se puede entender de las dos maneras, aunque no sé Manuel que historia tenías reflejada en tus pensamientos.

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  8. Muchas gracias, amigas.
    Creo que cuando te clavan un puñal en lo más profundo de tus sentimientos el dolor es igual para todos, quizás un tópico es que el hombre es más duro, más cruel, etc...pienso que en el fondo es igual, cada uno puede ser igual de despechado sea masculino o fémina, por lo que estoy de acuerdo con Malén. Es curioso, pero de estas cosas salen interesantes debates.
    Tienes razón, Fina, ¿sabes? Ha habido un momento en el que temí que se confundiese el contexto, así que esta duda que te he causado me sirve para enfatizar las ideas en otros relatos. En este caso el dolor es por ser abandonado por tu ser más querido.
    Un abrazo a todas, compañeras.

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  9. Me ha gustado mucho Manuel, sobre todo ese final lleno de rabia. Un abrazo.

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  10. Me mola la rabia y la frustración. Yo también pienso que el dolor y la rabia no tienen género. Cuando alguien te hace daño, duele seas hombre o mujer.

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    1. Muchas gracias, Rosa. Sinceramente, cereo que es así.
      Un saludo.

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