domingo, 11 de noviembre de 2012

LA ESCAPADA


 

                                               


Eugenio estaba loco por la Remedios, pero ella, a quien quería de veras era al Julián. Los dos tocaban en la banda del pueblo y aquel día habían actuado en el casino, por las fiestas de la patrona. Cuando acabaron, Eugenio, sin más contemplaciones, cogió el palo del bombo y se lió a cachiporrazos con el Julián. No quería tenerle como rival, además, él era el hijo del alcalde y tenía que hacerse de valer.

Los padres de Remedios también querían casarla con el Eugenio y, cuando ella se enteró de la paliza que había recibido su amado, sólo pensó en marcharse. Imaginó la vida que le esperaba junto a ese bárbaro y sin decir ni mu, se subió a una silla y se escapó por la ventana del cuarto de baño.

Corrió, rodeando la aldea, hasta llegar a la casa de Julián, quien, magullado y dolorido, salía en pos de Remedios. Se abrazaron y se besaron con pasión, se miraron a los ojos y sus pasos, al unísono, se encaminaron hacia la carretera que les llevaba a las afueras, no sin antes detenerse en la finca del alcalde y tomar prestado un caballo; pero no cualquier caballo, el más brioso de todos: el caballo del Eugenio.

Al trote, decidieron hacer pública su hazaña, y, para ello, exhibieron su amor pasando por delante del casino del pueblo. Al Eugenio se le cayó el puro de los labios al contemplar a la valiente pareja, alejarse sobre su más preciado corcel.

12 comentarios:

  1. Muy bonito, Amparo, romanticona te veo.

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  2. Muy bien, Amparo, un lenguaje muy apropiado a la historia que cuentas, muy contextualizado. Me encantan estas historias de rebeldía!!

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  3. Gracias, todos los finales no tienen por qué ser amargos, últimamente estamos demasiado destructivos, me apetecía escribir algo más amable, necesitamos un poco aire fresco, creo.

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  4. Muy bien Amparo, el amor a veces triunfa y a lo grandeeeeeeeeeee!!! Un beso.

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  5. Jajajaja,...me imagino a la Remedios cogida de la cintura del Julián y al córcel haciendo cabriolas sobre las patas traseras, cuando pasaron por delante del Eugenio.

    Como dice Malén, expresiones muy acordes al contexto.

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  6. Pues si, que entró un aire fresco con esta historia. Muy bien Amparo y muy bien escrita.

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