domingo, 24 de noviembre de 2013

VERTIGO

Se asomó a aquel frágil e inconsistente balcón. Una rápida mirada al vacío le hizo recordar, una vez más, su gran fobia: El vértigo.

Resbaló un poco, apenas lo justo para quedar a merced del destino. Sabía que no era necesario dejarse caer, un leve empujón sería suficiente y este, seguro, llegaría.

No fue capaz de recordar cómo había llegado a aquella situación. Los motivos eran muchos, y ninguno en concreto; se ponían de acuerdo cada noche para llevarla hasta allí. Todas las noches.

La avalancha estaba a punto de llegar y precipitarla al abismo.

¿Por qué tenía que ser ella la primera? No era justo, estaba completamente indefensa.

Sucedió sin más, llegaron a borbotones y ni tiempo tuvo de mirar atrás… Se deslizó por la mejilla hasta la almohada, empapándola una noche más.

3 comentarios:

  1. Enorme texto, Reca. Y difícil de aplacar este drama del maltrato machista, yo siempre he sido de la opinión de que hay que combatirlo desde el ámbito de la educación. Aunque siempre habrá algún resquicio por el que se escape un violento, pero en esos casos la justicia debería ser inclemente.

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