viernes, 13 de septiembre de 2013

¿COMO ESTÁS HOY PRINCESA?


"Anécdota que me ocurrió este verano en Helsinki, donde estuve trabajando como limpia cristales en una residencia de ancianos"



                             Imagen bajo licencia CC cortesía de Noemí León Albert

Es un recorrido largo, difícil... La vida se puede convertir en esa clase de carrera que nunca quieres correr, ya sea porque no te gusta competir o peor aún, porque no te guste perder... Y en la vida se pierde... Y mucho...

Existen dias señalados, personas anónimas que, sin ellas saberlo, te lanzan un pequeño salvavidas al que te agarras con fuerza porque quizás, unas simples palabras acompañadas de unos delicados gestos en el momento oportuno, pueden relanzar tu simple y llana creencia de que existe la magia, y algún día, te puede tocar a ti...


El jueves pasado, presencié una de las cosas más bonitas que recuerdo en estos últimos años. Quizás, ahora mismo, no sea la persona más indicada para hablar sobre algo así, pero me alegró tanto el corazón y me pareció tan sumamente precioso que por hoy, intentaré esquivar el mecanismo de defensa que se ha instaurado en todos y cada uno de mis sentidos...


Una gran ventana abierta de par en par. El viento invadía la habitación sin vigilancia, merodeando por ella en un bucle, esperando a ser liberado en cuanto la puerta principal se abriera.
Eran aproximadamente las 12:00 de la mañana. Esa habitación, en ese preciso instante, estaba ocupada por sus dos inquilinas. A mi derecha se encontraba Elvi, una mujer mayor que parecía luchar contra sí misma y a la vez, en mitad de la batalla, desear dormir profundamente. Sus manos se movían repetidamente de arriba abajo, y mientras generaba muecas con su boca, me miraba y se reía dulcemente cuando yo hacia deslizar la varilla contra el cristal para terminar de limpiar la primera capa de la ventana. Yo le sonreía, y aunque ella me hablaba finés y no la entendía, no paraba de sonreirle y ella parecía agradecérmelo. Reconozco que un sentimiento intenso de tristeza me invadía al mismo tiempo. Observarla tan indefensa, tan enferma, postrada en su cama sin ni siquiera poder moverse me retorcía el alma... Pero ella reía. Me saludaba feliz mientras me veía limpiar una ventana... Significa mucho ver eso.
A mi izquierda se encontraba Mirkku. Otra señora mayor que, aunque parecía estar menos grave que Elvi, también estaba postrada en su cama, con sus dos manitas puestas en el pecho y sus dos preciosos ojos azules abiertos de par en par, observando como un tío como yo limpiaba su ventana, esa ventana que observa todos los días mas tiempo del que quisiera pero que seguro, le resulta una escapatoria momentánea en ciertas ocasiones cuando su mente se vuelve lúcida... Yo seguía limpiando entre mis dos mujeres. He de decir que sin saber exactamente por qué, quise dejar aquella ventana más limpia que ninguna. Cuando el proceso iba por la mitad y solo me faltaba la parte superior (la más difícil) La puerta se abrió. El aire encontró su escapatoria y me lo hizo saber con una pequeña ráfaga que me acarició la cara y me hizo dar la vuelta para ver quien era. Resultó ser un viejecito. Vestía una camisa y un pantalón, ambos grises, acompañado por un cinturón blanco, y coronando el conjunto con un sombrero negro. Después de saludar cordialmente, se acercó a la cama de Mirkku. Yo estaba usando una silla como escalera para la parte de arriba, así que me apresuré a limpiar la parte exterior y le ofrecí la silla, gesto que agradeció muchísimo. Yo no había terminado de volver a la ventana para continuar mi trabajo cuando escuché que le decía a su mujer...

- How are you today princess?

Automaticamente me di la vuelta.
Pude observar como, a la vez que le había dicho eso, le acariciaba la cara con una de sus manos mientras depositaba la otra en mitad de las dos manos pegadas al pecho de Mirkku. Él la miraba como si se le fuera la vida. Siguió hablándole durante unos minutos en los que, no se por qué, no pude seguir trabajando. Se le notaba la voz cansada, y en uno de los momentos, esa voz pareció apagarse y pude escucharlo sollozar...

Sinceramente, se me partió el alma. Pude ver lo solo que se podía encontrar. Me invadió una tristeza enorme. A los pocos segundos, mientras yo yacía de pie destrozado con el rulo de limpiar ventanas colgando de mi mano, entraron las enfermeras, y hablando alegremente, levantaron a mirkku y la pusieron en una silla de ruedas, la sacaron al pasillo y le dieron los mandos de la silla a él, al que más tarde, limpiando otra ventana, vi por uno de los paseos de los alrededores llevando a Mirkku.

Cuando terminé de limpiar aquella ventana, supe que había sido la ventana más especial que seguramente limpie en toda mi vida. Recogí el rulo, los trapos, la varilla y los dos cubos, el pequeño y el grande. Los dejé a un lado y salí de la habitación. Bajé dos plantas, me presenté en el jardín, busqué al jardinero y le dije...

- Can i ask you something?
- Sure.
- Can i take this flower?
- Of course man.
- Thank you so much.

Volví a subir las dos plantas, entré de nuevo en la habitación, saqué mi equipo de limpieza de allí, lo dejé aparcado en una esquina donde no molestara, busqué en el traductor de mi iphone como se decía aproximadamente "Esto es para ti" en finés... Cuando lo medio encontré, me fui a la cocina del personal, pedí un vaso con agua y metí la flor. Minutos más tarde, volví a entrar en la habitación, me acerqué a Elvi, que seguía en su cama. Le cogí la mano, y señalándole el vaso le dije...

- Tämä on sinulle

Y ella sonrió mucho. Se le iluminó la cara mientras me repetía gracias en finés...

- Kiitos kiitos kiitos...

Y es que no sabemos como acabará nuestras vidas, pero tanto Mirkku como Elvi, compartían habitación en una residencia, y es curioso, quien le iba a decir a ellas que algún día, seguramente abandonarían este lugar en presencia de alguien que quizás no hubieran visto en toda su vida... Mirkku paseaba con su marido por los alrededores, y no se si Elvi tiene o no familia que la visité... Pero ahora, al menos, tiene una flor, y cuando la miré, no se si se acordará de mi o no... Pero seguro que se reirá.



PD: Esta es la anécdota que te comenté Rafa. Disfrútenla.

14 comentarios:

  1. Gracias, Pumu, por compartir esta entrañable y emocionante experiencia. A veces la vida nos regala los mejores relatos y a ti te regaló uno nada menos que en Finlandia.
    Y gracias de nuevo por aportar tu talento a esta comunidad. Un abrazo, amigo.

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    1. Eternas gracias a ti. Estás cosas te hacen crecer, y compartir termina de completar el proceso.

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  2. Extraordinaria narración, creo todos estabamos contigo limpiando esa ventana. Has conseguido trasladar en palabras las sensaciones que sentiste. Saludos

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    1. Gracias David, sinceramente, se quedó un pedazo de mí en aquella habitación.

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  3. ¡Cuanta ternura! Como ya ha dicho David, me pareció estar limpiando esos cristales, así de bien lo has narrado.

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    1. Fueron los cristales más especiales de mi vida. Un abrazo Amparo.

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  4. Los pequeños momentos y los sinceros detalles tienen luz propia, como tu relato, es un deleite haberlo leído. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Asun Ferri. Es un placer compartirlo contigo.

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  5. Pumu, se agotan los adjetivos para calificar este relato. Tan solo te diré que me hiciste recordar a mi abuela, fallecida en una residencia de ancianos hace ya once años. Gracias y un abrazo.
    Foixos

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    1. Bueno, si te hizo recordar a tu abuela fallecida espero que fuera para bien ;)
      Muchas gracias.

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  6. Me ha encantado, Pumu. Gracias por contar tan bien tus experiencias.

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    1. Gracias a ti por comentar y ser capaz de leerlas Lucrecia.

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