martes, 17 de septiembre de 2013

LA VIOLINISTA




"Mientras escribía La violinista, ha estado sonando el tema principal de la banda sonora de La lista de Schindler. Quizás os ayude y le de un efecto intenso al relato ;) "


Cerró la puerta y respiró.
Aún no sabía cómo había pasado todo tan rápido. Sus tres compañeros de escuadrón se perdieron entre los árboles y él desembocó en esa casa en mitad de la nada. Su recuerdo más reciente eran tres disparos que aquel maldito bosque inmenso aguantó en su eco casi un minuto. Lo siguiente fueron imágenes fugaces de matorrales arañando sus ojos mientras corría campo a través hasta llegar al caserón. Era medianoche. 

Caminó bordeando el absoluto silencio hasta lo que pareció en su tiempo una gran sala de estar. Como una sombra se deslizó por cada uno de los rincones, asegurando su soledad. Volvió sobre sus pasos tras estar seguro, y antes de abordar el segundo piso, quería hacer recuento del equipo tras la repentina huída. Reposó su mochila sobre una mesa de madera junto a una chimenea.
Una pistola, un cargador, dos bolsas de víveres y muy poca agua. Había perdido el rifle de asalto, quizás cuando estuvo arrastrándose en mitad de todo el polvo pensó. Echó un vistazo alrededor. Se movió hacia la cocina tras recoger de nuevo su equipo pensando en el agua. Apretó ligeramente uno de los grifos... Nada. Buscó el cuarto de baño y probó también... Nada. Era buen momento para probar en el piso superior.

Subió despacio, con calma. Lo hizo como el viento, suave e insonoro. Al coronar las escaleras, el camino se cortaba cruzado por un gran pasillo. Primero inspeccionó la parte izquierda. Solo dos habitaciones vacías y un baño. Se acercó, probó de nuevo... Nada... De repente, una puerta se abrió. Pudo oírlo con claridad. Venía del otro lado del pasillo.Salió del baño pistola en mano y apuntando al frente con cautela. La segunda puerta del otro lado del pasillo estaba entreabierta. Una luz parpadeaba desde dentro, dejando que las señales lumínicas traspasasen la pequeña apertura creada. A medida que se acercaba, distinguía como un rumor. Cuando casi estuvo junto a la puerta pudo adivinar el sonido, característico por el ritmo, como si viniera un tren. Era un proyector. Se colocó con seguridad junto a la puerta, contó hasta tres y entró.

No había nadie. Repasó fugazmente la habitación con su mirada siguiendo a su pistola. El proyector yacía solo en mitad de la estancia, apagado. Un tocadiscos reposaba encima de una mesa pequeña junto a la cama. Extrañado, se acercó al proyector y alargó su mano para tocarlo... Al momento se cerró la puerta bruscamente a sus espaldas. El giró automáticamente atraído por el estruendo. El proyector se encendió de nuevo. Volvió a girarse y vio las imágenes proyectadas en la pared. Una triste melodía de violín inundó la estancia. El tocadiscos se había puesto en funcionamiento. Fijó su mirada de nuevo a las imágenes.
Cientos de invitados. Una ceremonia nupcial. Un hombre le ponía el anillo de compromiso a la novia encima del altar. Aunque no se oía, distinguía como todos aplaudían. Ahora salían de la iglesia aclamados mientras le lanzaban arroz y flores. La pareja tocaban dos violines frente a la mesa de invitados. Más tarde, caminaron hasta un jardín, perseguidos por todos los invitados. La imagen se acercaba hasta captar de nuevo como se besaban encima de una colina... Y se paró. La imagen quedó congelada.

_ Éramos muy felices. __Sonó una voz femenina.

Él apuntó para todas partes. No sabía ubicar el sonido, no tenía ni idea.

_ Esta fue nuestra primera casa. Aquí fue nuestra primera noche de casados. Hicimos el amor. Enamorados. __Seguía sonando la voz y el seguía mirando para todas partes, sin saber aún de donde provenía.
_ Mi vida era perfecta. La de él también, pero llegó la guerra... Personas al servicio del gobierno nos robaron el paraíso. Nos convirtieron en víctimas del tiempo, almas condenadas a vagar eternamente por un lago de delicados y repudiados recuerdos.
_ Muéstrate. __Gritó él.

Notó como una mano suave le acarició el cuello desde su espalda. Se quedó inmóvil. Al llegar a la garganta, la mano se tensó y mostró sus uñas, apresándolo suavemente.

_ Llegaron a medianoche, como tú. Entraron sin preguntar. Nos arrastraron hasta el gran salón. __Sintió que la mano flaqueaba y la voz comenzaba a sollozar__. Me violaron. Repetidas veces. A él lo obligaron a presenciarlo, todas y cada una de ellas. Me golpearon, me escupieron... Me humillaron... Y aunque para él ya fue suficiente castigo, lo golpearon hasta la extenuación y se lo llevaron... Al igual que a nuestros hijos... ¡Eran muy pequeños!

Acto seguido, ella se arrojó al suelo. Lloraba. 
Él se giró e hizo un ademán para cogerla y levantarla.

_¡No! ¡No te muevas! __Dijo la mujer mientras se levantó ágilmente.
Su rostro estaba hundido. Sus ojos eran solo cavidades con un leve destello. Era vieja. Su pelo era casi inexistente. Su boca parecía derrumbarse a cada palabra. Su voz había cambiado, ahora era más grave... Con ira.

_ ¡Mira! __Le gritó enfurecida.

Ella mostró su otro brazo. Tenía la mano amputada.

_ ¡Me quitaron el amor! ¡Me quitaron mi pasión! ¡Se lo llevaron todo! Me dejaron inerte, abandonada. ¡No pude tocar más el violín! Y me perdí, mugrienta, suplicando algo para comer. Me abandoné en las calles hasta morir de hambre, de pena... De desesperación... Ellos no volvían... ¡Nunca lo hicieron! __Lloraba de nuevo.
_ Pero... Lo siento. __Dijo él. Tembloroso.

Ella se quedó seria. Mirándolo fijamente. Comenzó a arrugar sus pómulos y una curva asomó en sus cejas. Sus uñas crecieron aún más.

_ ¿Lo sientes? __Gritó__. ¿Lo sientes? __Volvió a gritar mientras lo cogió del cuello. Él no pudo reaccionar, era demasiado rápida.
_ Yo no tengo nada que ver señora. __Intentó decir con el poco aire que ella le dejaba usar.
_ ¿Por qué pasó todo así? ¿Por qué? __Rompió de nuevo a llorar. Soltó su cuello y se arrodilló__. Éramos felices, no le hicimos daño a nadie... ¿Por qué? Dime ¿Por qué?

Ahora ella parecía dócil. Se estaba hundiendo en su recuerdo. Se abandono por completo al suelo. Se retorcía en él mientras repetía la pregunta una y otra vez. Él estaba confuso, experimentaba una mezcla entre miedo y lástima. Le costaba creerlo. En un abrir y cerrar de ojos, ella desapareció. La volvió a escuchar a sus espaldas.

_ Toca para mí. __Le pidió.

Él sintió un escalofrío de pies a cabeza.

_ Yo... Yo no se tocar señora. __Se excuso con una voz casi imperceptible.

Ella se quedó inmóvil. Lo miró durante unos segundos sin decir nada. Ladeo suavemente la cabeza mientras seguía observándolo.

_ Te pareces tanto a él... Tanto tanto... Él no estaría orgulloso de ti.

Su cuerpo se sacudió al escuchar aquellas palabras. 

_ ¡Toca para mí. Hazlo por él. Muestra que aún te queda dignidad Frank.

Cuando su nombre retumbó en aquella habitación, su sangre se heló. Se le cayó la pistola de la mano que ya ni siquiera recordaba que la tenía. El ruido fue sordo al golpear contra la madera encallecida por el paso del tiempo. Ella comenzó a acercarse a él lentamente. Traía consigo un violín sin cuerdas. Se detuvo frente a él y extendió su brazo.

_ ¡Hazlo!

Frank cogió el violín. Agudizó el poco oído que su estado podía regalarle y simuló tocar la música que el tocadiscos derramaba. Era triste, muy triste. Se dejó llevar por la sensación. Movía las manos como si hubiera tocado toda su vida. Ella se acurrucó contra la pared. Estaba tranquila. Sonreía. Se fue quedando dormida y se fue desvaneciendo poco a poco mientras susurraba varias veces...

_Eres igual que él.

A medida que notaba el tacto y sentía la madera de aquel instrumento, lo iban asaltando imágenes fugaces... Él comenzó a llorar. 
Pudo ver todo lo ocurrido la noche a la que se hacía referencia...
Su mente le mostró como ella, tras la debacle, se sentó en una mesa de madera junto a una chimenea y comenzó a escribir. 

Ahora, la música lo había atrapado. Seguía dejándose llevar. Su mano parecía volar...



... Y la gente parecía aplaudir en sus miradas. Hubo alguno que hasta se levantó para seguir la actuación en pie. Algunas mujeres apretaban su bolso de la emoción. Todas las bebidas servidas en las mesas le habían ganado la partida al hielo y consiguieron derretirlo. Nadie bebía. Era como anestesia... Cuando la música murió, todo el bar se quedó en silencio. Frank seguía con los ojos cerrados. Posó su violín en sus rodillas y se acercó el micro.

_ Buenas noches a todos. En primera instancia, agradecer su asistencia esta noche, es un verdadero placer para mí. Me gustaría decir que esta canción tiene fragmentos tomados de una composición que escuché hace varios años en un momento muy especial para mí y que cambió mi vida para siempre. Estos pertenecen a Margareth Miles... Un pariente lejano mío que, al parecer, no descansó hasta transmitirme su amor hacia la música y darme la oportunidad de descubrir realmente quien soy... Que hoy en día, muy pocos la tienen... Así que. __Guardó unos segundos para respirar hondo__. Esta canción se titula "La violinista" y este concierto es para ella...



... Volvió a hipnotizar a todo el público desde la primera nota. Aquel violín seguía mostrándole esporádicamente trozos de historia... 

...Margareth terminaba de escribir la carta. Un punto y aparte, comillas y unas últimas frases escritas bajo lágrimas...

" La música me lo dio todo. Viví la felicidad. Me encontré a mí misma. Descubrí el amor. Fui feliz durante mucho tiempo... Pero la vida me lo arrebató todo... Nada será lo mismo para mí... Solo espero que algún día... La muerte me dé una oportunidad.

10 comentarios:

  1. Wow, estupendo relato, me ha gustado mucho. Entré sorprendido, porque la semana pasada publiqué un micro muy diferente, pero con el mismo título... Un abrazo. Per.

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    1. ¿Con el mismo título? Bueno, ya sabes, solo los grandes se encuentran en espacios pequeños ;)
      Muchas gracias por tus palabras.

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  2. Pumu, ya leí este texto en Falsaria; creo recordar que es el que me convenció de que eres un crack. Un abrazo, amigo.

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    1. Si, recuerdo tus fantásticas palabras hacia el relato en Falsaria. Muchas gracias por tu colaboración en mi blog y me alegro que la foto de cabecera te haya gustado.

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  3. IMPRESIONANTE RELATO. Te va atrapando, te va ahogando hasta no poder apartar la vista de la pantalla aunque empiece a llover. Te hago la ola. Felicidades

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    1. Bueno, viniendo de ti, para mí es otro gran halago que lo definas así. Hasta comentando eres sublime.
      Gracias David.

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  4. Plas...plas...plas... Me hipnotizó, como la música del violín lo hizo con el publico. ¡Menudo relato! Enhorabuena.

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  5. Un plas... plas... plas... para ti. Solo para ti ;)
    Gracias.

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  6. Me sumo a los comentarios de los demás. Me ha encantado!! Admiro tus dotes imaginativas y descriptivas. Conforme lo estaba leyendo casi podía visualizar las escenas. Muy bueno, Pumu.

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    1. Muchas gracias Amparo. Hacía tiempo que tenía este relato en mente y al fin lo plasmé hace poco.
      Un abrazo.

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