El 8 de abril del 2014, Adriana se levantó a las siete en punto como cada mañana. Fue al cuarto de baño y se quedó quieta ante el espejo. Le pareció que la imagen que se reflejaba en él, su imagen, no era exactamente ella. Bueno sí, era ella pero había un gesto de interrogación en su rostro que no creía tener. ¿Qué pasa? Le espetó de mala gana, el buen humor no formaba parte de sus amaneceres a golpe de despertador. Tú sabrás lo que pasa, le respondió, mírate, tienes cuarenta años, mira tus manos vacías, ¿qué has hecho durante todo este tiempo? Sobrevivir, he intentado sobrevivir en este inmenso caos que es la vida, ¿te parece poco? Pues francamente sí, me parece muy poco. Tengo dos licenciaturas y soy funcionaria. ¡Oh! ¡Qué importante! ¿Eso es todo? No tuve mucha suerte en el amor. El amor no es una cuestión de suerte. Tampoco tengo muchos amigos. Me das pena. Sí, yo también me doy pena, este mundo no me gusta. Pues no tienes otro. Mira, mejor me voy a desayunar, procura no estar aquí cuando vuelva, solo me faltaba una impertinente refleja terminando de joderme la vida.
Adriana Rodríguez tomó su dosis de antidepresivos con el desayuno y se fue a cumplir sus funciones de ciudadana sumisa evitando en lo sucesivo prestar demasiada atención a los espejos.
Me gustó muchísimo, especialmente esa voz del omnisciente que duda y se replica sí misma. Hermoso texto, original y para reflexionar
ResponderEliminarGracias, Lidia.
EliminarMalditos espejos que quieren convertirse en el reflejo del alma. No les hagas mucho caso, Lu. Aunque me alegro de que te hayan inspirado para volver a escribir. Lo próximo un poco más optimista, please. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Rafa. Me aplicaré con lo del del optimismo.
EliminarMuy lindo Lucre. Me parece completamente real y reflejo de lo que sucede a muchas personas en este mundo... O incluso a todos en algún momento de nuestras vidas. Yo lo veo positivo desde el punto en el que Adriana la protagonista "se encuentra". Hay millones de personas que nunca llegan a encontrarse. Darse pena es, bajo mi punto de vista, el primer paso para sobresalir entre los demás.
ResponderEliminarGracias, Pernando.
EliminarÁnimo!! Hay que seguir batallando. Un abrazo!!
ResponderEliminarMuy hermoso Lu, todos somos importantes. Hay que seguir batallando para mirarse en el espejo y que ese doble nos devuelva la mirada de amor que nos merecemos. Me ha encantado tu relato y como el que busca casualidades las encuentra por todos lados, me he animado con ésta lectura a terminar el texto que tenía entre manos, lo publico y ya me dirás...
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