Un pequeño carraspeo me distrae de mi
lectura y al girarme lo veo apoyado en la esquina de la estantería. Miro esa
cara, a la que quiero tanto, hipnotizada por la intensidad y el miedo que
refleja su mirada; es como si el dolor y la esperanza inundaran todo su cuerpo.
Se acerca con prudencia, sin saber como voy a reaccionar. Sus manos temblorosas
se posan en mi espalda sin dejar de mirarnos, se inclina, cierra los ojos y me
besa, suavemente. Yo, me dejo llevar... Olvido que horas antes nuestros
corazones se rompían a cachos tras una larga discusión. Su cercanía despierta
mi libido... Verle así, anulado por mí... Oh. Dios mío... de repente la
naturaleza del beso cambia; ya no es dulce y prudente por miedo al rechazo.
Ahora se vuelve carnal, profundo, devorador... Su lengua me invade la boca, en
un beso desesperado y necesitado. Mientras, el deseo se va extendiendo por mi
sangre, despertando todas las terminaciones nerviosas, haciendo que se tensen
tanto los músculos como los tendones a su paso, acerco más las caderas a las
suyas y noto su necesidad. Ahora me siento bien, amada y deseada, y no quiero
pensar en nada más, tan solo, disfrutar de este momento.
¡¡¡¡¡Finaaaaaa!!!!!!!! Ese registro erótico... Muy buenoooooo
ResponderEliminarEl día que se escribieron relatos en este registro yo no estaba muy inspirada y al ver esta foto se encendió la lucecita. Me alegro que te guste Amparo. Últimamente lo poco que escribo no me gusta nada, la apatía se instaló en mi persona, espero que sea algo pasajero. Aunque siempre os sigo a vosotr@s.
ResponderEliminarMuy bueno, Fina.
ResponderEliminarGracias Rafa.
EliminarMucha pimienta!!! YA era hora!!
ResponderEliminar¡Qué bueno, Fina! Felicidades.
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