jueves, 12 de enero de 2012

TRES MINUTOS SIN ALIENTO. Por Nicéforo Focas

...y que no se te vuelva a ocurrir decir que miento porque el otro día te pillé con un renuncio cuando le dijiste a la vendedora de seguros por teléfono que eras alta y morena como la protagonista de la tonadilla que los más ancianos cantan sentados al mediodía para calentarse los huesos después de estar toda una vida trabajando y peleando por sacar a los suyos para delante mientras el orondo párroco del pueblo aprovecha para almorzar gratis en las mesas de los señoritos y las damas de dedo meñique levantado de un pueblo lánguido y medio muerto por no saber ver la que se le venía encima con la construcción de la presa río abajo camino de la capital de la comarca que ataban los perros con longanizas como en la tierra de Promisión que fue la Alemania de Adenauer allá por los años setenta y que vuelve a serlo otra vez por esta década crítica no por su espíritu indagador sino por el paso brusco de la opulencia y del esplendor a la carestía y a la decadencia a la que nadie quiere llegar porque a nadie le gusta vivir como un mendigo y mucho menos que lo hagan sus hijos o sus nietos por muy descabezados que sean y por mucho que gusten de llevar los pantalones tan bajos que se les vean los calzones a ellos y las bragas a ellas y por mucho que sean de divertidos colores cual gualdrapa equina medieval de “vellut” azul aciano bordado con hilo de oro infinito en forma de flor de Lys púrpura tirando a granate tras la silla de montar de madera de acebuche perfumada con aceite de naranja de los mismos huertos que siglo tras siglo han cultivado los sus habitantes verdaderos contra los dueños de las ínsulas paradisíacas sólo visibles para los cuerdos racionales mezquinos materialistas ultraliberales que imponen y se imponen a partir del dinero sucio indecente indecoroso obsceno deshonesto impúdico inmoral con el que se alimentan y amamantan a sus vástagos para crear el nuevo orden mundial que proclamara ya en su día la bestia que surgió de las profundidades de los Alpes con un ridículo bigote similar al de un cierto cuarto presidente del gobierno de un país al que los griegos clásicos llamaron tierra de conejos...

6 comentarios:

  1. Vaya Eufrasio, amigo, me has dejado sin aliento, en primer lugar porque al leer así todo de un tirón creí que me ahogaba, y en segundo lugar porque dices verdades como puños.IMPRESIONANTE.

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  2. ¿Tres minutos? ¿Estás seguro?...sin respirar y por lo que cuenta Nicéforo, me han parecido eternos.
    Estoy de acuerdo con la opinión de Marige.

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  3. Eu, comparto el estado físico de mis amigas, no puedo ni escribir, me he tenido que colocar la máscara de oxígeno que tengo guardada por ahí para casos extremos y éste lo es. IM-PRESIONANTE!!

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  4. Nicéforo, tu siempre tan agudo, al pan, pan y lo demás es caldo de gallina, por decirlo de algún modo. Ahora esperaremos a leer el monólogo de Telesforo, que era el vecino de Nicéforo, o era el cuñao .....

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  5. Esto es un complot de Eufrasio para volvernos locas. Otro como este y nos vamos a la Clínica Internacional. Muy bueno.

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  6. Muy bueno, Eufrasio. Me ha impresionado la forma de encadenar ideas y pensamientos, una buena crítica, sí, señor.

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