martes, 17 de enero de 2012

LOS AMOS DEL MUNDO. Por Constancio Monómaco.

Los domingos por la tarde espero con nerviosismo y ansiedad que venga a recogerme mi amado. Me pongo su vestido favorito y nos vamos a pasear por la quinta avenida. La gente parece que corra despavorida al verme cogida por su mano, pero yo sé que es por su rostro... es tan feo el pobre. A mí no me importa, yo le quiero igual. Nos subimos a lo alto del Empire State Building y, desde allí, no me ofrece la luna sino el mundo entero. ¿Acaso no es Nueva York su capital? Luego vienen esos molestos mosquitos de madera a interrumpir nuestra romántica puesta de sol y mi Kong se enfurece, se pone frenético, ¡menudo es él para los ruidos! Se ase del mástil del rascacielos e intenta apartarlos, que no aplastarlos, de mí... Es muy paternalista, ¿saben?.


2 comentarios:

  1. ¡Qué tiempos, qué películas! Ya no volverán. Este sí que es monólogo porque está escrito en 1ª persona ¿no?

    ResponderEliminar
  2. JAJAJA "mosquitos de madera". Muy bueno.

    ResponderEliminar