viernes, 20 de enero de 2012

PRIMER CONCURSO DE MINICUENTOS DE VALENCIA ESCRIBE



BALCÓN DEL ATARDECER

Se sentó sobre un banco oteando el horizonte, donde dos veleros estaban apostillados sobre el agua. Me sonrió a mí, sonrió a la cámara. Me vino a la mente la lámina de un pintor y pedí prestados sus colores para plasmarlo en un lienzo imaginario.

Miré a mi padre como nunca lo había hecho. Con respeto, con admiración.

De regreso, pudimos contemplar como el agua se adormecía en la cuna del mar arropada por el crepúsculo. La brisa coqueteaba juguetona con mi cabello. El sol iluminaba de refilón las nubes y cogí la cámara por última vez aquella tarde…

Nudo del ocho

MÁGICO SUEÑO

Un agradable balanceo me despertó. Observé mi entorno. Me hallaba en un reducido habitáculo con paredes de madera. Recordé lo que había soñado: Estaba de vacaciones en Ibiza a bordo de un pequeño velero, fondeado en una preciosa bahía, acompañado por Leocadia. “Hermoso sueño”, pensé.

Me incorporé, abrí la puerta y accedí a un salón con pequeños ventanales que dejaban penetrar los primeros rayos del sol. Una escalerilla me invitaba a descubrir la realidad. Accedí a la cubierta, el intenso azul del mar y la perversa sonrisa de Leocadia me confirmaron que algunos sueños pueden convertirse en realidad.

Capitán Storm

LA SIRENA Y LAS MIL Y UNA TARDES

-¡No digas eso, hombre! Seguro que encontramos una solución –le respondió con incertidumbre.

-Ya no hay remedio, Manuel –dijo con el pitillo apretado entre los dientes.

Ambos miraron el barco frente a sí.

Dicen que una sirena los oyó hablar y les susurró al oído bellos relatos.

Desde entonces, aquel barco –que ya no estaba en condiciones de navegar- vuelve a tener su razón de ser: salón literario flotante. Cada tarde, a la hora en la que el sol juega con las olas, unos locos por las palabras suben a cubierta y le arrebatan al mar sus historias.

Mar

CRUCERO NOCTURNO

La bonanza del tiempo les permitió salir a navegar durante la noche convencidos de que, así, el cumpleaños de María resultaba excéntrico y muy chic. A bordo, algo ligero para comer y abundante acopio de alcohol para pasarlo en grande. Como fondo musical: David Bowie.

Pasadas las horas, todo resultaba normal, reían, hablaban a gritos, bailaban…, el licor había producido el efecto necesario para que María cayera al agua, continuaron la fiesta sin prestarle atención. María, chapoteando, pedía ayuda. Su marido, riendo la miró. La fiesta continuó.

La a-dorada

NAVEGANDO

Me gusta navegar por las palabras cuando escribo y bucear hasta encontrar la adecuada, como si se tratara de un preciado tesoro. Me gustan los piratas y los aventureros, los que se lanzan sin mirar atrás, los que siempre sueñan.

Me gusta dejarme llevar por los mares de libros cuando leo y me sumerjo en historias que me atrapan y me llevan flotando sin que me importen el oleaje o el mal tiempo.

Me gusta mirar el mar y pensar en otros mundos lejanos y en los barcos que cruzan océanos y acercan continentes y tienden puentes entre culturas.

NORAY

EL ÚLTIMO VIAJE DE LEOCADIA

27 de enero de 2082, Leocadia descansa en su cuarto con ventanas al mar. Parece un pajarillo agotado por sus años de vuelo. A su lado, su nieta se esfuerza por recoger sus últimas palabras, retazos inconexos de frases entrecortadas.

Habla de veleros, de fantásticos viajes a través de cuentos y, de personas de las que nunca antes habló.

Sus últimas palabras son extrañas: “Valencia Escribe” –murmura-, mientras en su rostro encuentran acomodo la paz y el sosiego. Ella se deja ir…, su mirada prendida de un mar definitivo que la espera detrás de la ventana.

ESTRELLA DE MAR

VALENTIA

Navegaba yo perdido entre brumas de palabras. Recurría a favores mercenarios en ignotos puertos. Saciado el deseo, la insatisfacción bogaba otra vez conmigo. Un día naufragué, fui a dar con mis huesos a una pequeña isla aparentemente desierta en la que un cartel rezaba: “Bienvenido a la isla de los valientes”; me instalé allí, no tenía otro remedio, mi barco quedó hecho trizas en la playa. Al poco fui encontrando a otros náufragos y empezamos a construir una tabla de salvación, ensamblando aquí una palabra, allí una frase. Un buen día salimos cara al viento fuertes y sin miedo.

Malecón

EPITAFIO

El ocaso se cierne sobre nuestro viejo mundo que, agotado y exprimido, dice adiós. En este momento soy el árbol que cae en un bosque sin vida. Nadie puede oírme. Nadie me leerá. El sol besa el horizonte. El mar ha dejado de moverse. Los barcos, aún amarrados, no me reconocen. Cierro el ciclo que se inició en Sumer con este epitafio. Soy escritor y necesito perpetuarme en la palabra, a pesar de que ya nunca más florecerán las lilas en el huerto del bardo Walt. Arde el sol, arde el mar, arden las palabras.

Yáñez de Gomera

EL MÁSTIL

El sonido trae recuerdos de mi infancia. Hay personas que no sienten nada por este sonido; es más, les es molesto escucharlo una y otra vez, ya que no suele parar aunque aminore el viento. En cambio para mi es calma y paz. Algunas veces me parece escucharlo en forma de envolventes historias y dan sentido a mis palabras agasajándolas de inspiración. Siempre me he comparado con ellos, firmes y rectos, soportando día a día el peso del aparejo. Definitivamente así soy yo, como los mástiles de estos barcos que hoy contemplo. Su sonido pertinente aliviana mi vida.

Mesana

UN BARCO A LA DERIVA

Hace días que navego a la deriva. El barco se mece sin rumbo fijo. Ya no me queda nada que llevarme a la boca. El sol enloquece mis sentidos. Veo siluetas en la popa que me saludan. Supongo que son ángeles perversos que aguardan mi muerte que no llega.

A lo lejos diviso tierra. El barco encalla en la arena mientras el sol se apaga dejando paso a una noche calma y llena de estrellas. Me arrastro por la cubierta y consigo lanzar una salva. Me ven y me rescatan.

Observo la bahía. Es preciosa. Llegué a buen puerto. Renací.

Ancla

LA REGATA

El Club Náutico de Valencia organizaba una regata para celebrar su centenario. Se habían apuntado numerosas embarcaciones. El premio era tentador. Elías, capitán del velero Valencia y Matías, del Escribe, buenos amigos, cuando competían eran los mejores rivales. Tras el pistoletazo de salida comenzaba la pugna. El Valencia y el Escribe iban muy igualados. Los amigos y rivales luchaban al mismo ritmo, ambos querían conseguir la victoria. Veían la meta. Hicieron el último viraje. El incesante desafío terminó en empate. La decisión del jurado fue la siguiente:

“El premio es para VALENCIA-ESCRIBE, dos embarcaciones que han navegado como una sola”.

MAR DE BARENS

LA HUIDA

Imaginé un rostro para conocerte, unos labios para besarte, un cuerpo para amarte, un relato de cien palabras para conquistarte, y este velero para huir de ti.

Almadraba

A VISTA DE PÁJARO

Ya no es lo que era. Este mar, esta puesta de sol, este aire que respiramos. Parece el mismo mar, pero no, no es el mismo. Y no hace tanto tiempo. Aún recuerdo olas rompiendo contra la costa apenas sin obstáculos. La pesca era abundantísima. Nunca había escasez de nada ni por supuesto teníamos que emigrar tierra adentro como ahora. Ni esos malditos barcos ni bañistas ruidosos ni nadie ajeno a nuestra especie nos molestaba… Creo que están tirando algo por la borda, así que moviendo alas que como no llevemos algo tu abuela es capaz de devorarnos.

Vicenzo

DÍA SERENO

Mecidos por la brisa en un día sereno, con el sol poniente en el horizonte, preludiando la luna llena, comparten anhelos y un sueño añejo: la ancha mar, un mundo nuevo y sus estelas paralelas al sur.

Sin embargo, a unos les espera la calma y el sosiego en una playa de arena amarilla y olas de pequeñas y susurrantes espumas; a otros la desintegración por la tormenta bravía del amor hecho poema.

El destino describirá distintas travesías. Partirán en Luna Llena pero el viento guiará las velas a la Luna Menguante y la separación de sus timones amantes.

Xalaquia Marina

BARCOS

Me levanté despacio, sin rozarte, me asomé a la bahía. Se respiraba paz.
Cómo aquel instante no lo podía retener, hice un vano intento con una fotografía. Después te la enseñé. Bromeaste.

-”Barquitos, nada más...”decías

El Invierno llegó. No sé nada de ti. Una tarde, te reconozco en una librería. Sonriente, firmas ejemplares de tu último libro. Me decido a entrar. Compro uno y veo en la contraportada, aquella foto. Tu rostro, en primer plano.

Mientras espero, abro el libro y leo la dedicatoria:

“Y aquellos barcos...me llevarán de nuevo a ti”
Un dependiente me dice:

-”Su turno”.


Atrevimiento

OSTRA

Pedro sale en su pequeña barca cuando el sol tímidamente aparece por el horizonte, tiene la esperanza que las navidades de este año sean al menos un poquito mejor.

Saca y mete la red en el mar varias veces en el día, una profunda tristeza se apodera de él, retira los cuatro peces que dan el tamaño adecuado y el resto los devuelve al mar, medio escondida se encuentra una ostra que al recogerla le llama la atención un pequeño brillo que sale de su interior.

Pedro disfruta con su familia de las mejores navidades de su vida.

Palo mayor

1 comentario:

  1. Por favor, los votos por mail a Malén y a Yolanda, están en las bases.

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