domingo, 8 de enero de 2012

RECUERDO A LOS BAD SEEDS. Por Romano Lecapeno.

La ciudad despertó entre fuegos eléctricos y aromas de café recién molido. Recuerdo a los Bad Seeds de fondo junto con el amanecer enmarcado en la ventana pintando los cielos de Valencia como si fuera una llama de los antiguos fogones de gas, anaranjados y azules a la vez, en una perfecta gradación de su paleta de colores.
En esas primeras horas de la mañana, las bocas del metro escupían personas a mayor velocidad que las engullían. Parecía un concurso a ver quién podía lanzarlas más lejos, más alto, más rápido, como Coubertin solía decir.
Los noventa[1] eran como una coctelera agitada donde no era muy complicado entrar con un niño de la mano y salir con una anciana en brazos. Es lo que tiene el roce, que hace el cariño... ¿o era al revés? Nunca lo he sabido y tampoco me importa porque para ese tipo de cosas suelo aplicar la propiedad conmutativa que, junto con la asociativa y la distributiva forman una estructura de anillo, otro más de nuestra retorcida vida.
Las vecinas del quinto me muestran sus pechos endemoniados a la hora en la que Jack el despertador suena en radio tres y el sol dibuja una sonrisa en mi cara mientras una de ellas saluda con la mano a la vez que recoge su ropa íntima del tendedero del balcón de uno por un metro cuadrado y admiro la redondez de sus nalgas cuando decide entrar en casa.
Tiene un desnudo tan sugerente que se ha grabado para siempre en mi memoria y que, durante el examen de diédrico, comprendo con estupor que ha sustituido a la pregunta empollada durante días del cambio de plano para hallar la verdadera magnitud de una sección plana.
Cómo me gustan los amaneceres encendidos como llamas de gas de la ciudad de Valencia. Las farolas acaban de cerrar su ojo ciclópeo y la procesión de los picoletos se abre paso a golpe de sirena.
¡Ay dios, esto del álgebra es tan complicado, que ya veremos cuándo lo aprobamos!


[1] Línea circular de autobuses de la ciudad de Valencia.

5 comentarios:

  1. ¡Qué bien resueltos esos colores, esas primeras horas de la mañana!
    Y ese toque de humor sin el que yo, en particular, no sabría cómo vivir.
    ¡Buen trabajo!

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  2. Muy bueno Eufrasio. Preciosa a la vez que simpática descripción de una mañana valenciana a la que le has dado tu toque especial.

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  3. Pues sí que me gusta pero no sé si decírtelo.

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  4. Muy bueno Eufrasio, con ese aderezo que le pone siempre tu humor y que le da la consistencia ideal. Delicioso.

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