jueves, 26 de enero de 2012

Mi calle


Vivo en una callejuela en el centro de Valencia. Mi dormitorio da a la calle. En frente hay un bar que, en las noches de verano, es un espectáculo: un desfile de rostros, cuerpazos, escotes, brazos, piernas, modelazos… Los fines de semana, la calle se llena de gente que toma copas, habla y ríe. En las madrugadas se suelen oír voces entonando canciones que van desde el cante jondo de Camarón, a la copla del marinero del tatuaje en el pecho de la Piquer. Yo, que a mis años ya no puedo estar presente en esas juergas, me arrebujo entre las sábanas y pienso: “asisto a la velada desde un lugar privilegiado, mi camita”.

8 comentarios:

  1. Me ha gustado, Lucrecia. Puedo visualizar perfectamente el retrato de imágenes y sonidos.
    Vuelvo a decir que me sorprende la cantidad de puntos de vista que genera una imagen.

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  2. Arrebujar que palabra más preciosa. ¡Suena bien, como tu relato, hada!

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  3. ¡Perfecto, sin adjetivos! Estos que bailan no me dejan escribir!!

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  4. Buen relato sin adjetivos, Lu. A mí no se me hubiera ocurrido porque estoy acostumbrada al silencio. Como a Geli, también me gusta mucho la palabra arrebujada.

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  5. Menuda suerte poder asistir a tal velada desde la cama.

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  6. Muy bueno, yo también disfruto las juergas ajenas de la misma forma. Muy bien relatado has conseguido que nos arrebujemos contigo a escuchar la fiesta.

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