jueves, 23 de febrero de 2012

Orgullo

Aguardaba inquieta a que fueran las seis de la tarde. Era la primera vez en mi vida que asistiría a una manifestación junto a mis compañeros de clase.

Sólo tengo catorce años pero desde niña he escuchado, primero a mi abuela -maestra de escuela en tiempos de la República-, y después a mi madre –que siguió los pasos frustrados de su progenitora-, los esfuerzos que gran parte de la población tuvo que realizar, y en especial las mujeres, para que las cosas cambiaran en este país.

-Salimos del instituto. Volveré para la cena. Hablamos luego, ¿vale?-dije con aire orgulloso. Me sentía importante.

Mi madre asintió, me colocó una bufanda de suave tejido alrededor del cuello y me dio un beso de despedida.

****

Todo ocurrió muy deprisa. Recuerdo que de las consignas uniformes que todos juntos coreábamos, se pasó a los gritos descontrolados. La policía arremetía con las porras, los escudos. Los chavales corrían despavoridos, incrédulos. Yo, aterrada, sin poder reaccionar; mis manos sujetaban todavía la pancarta cuando recibí el primer golpe seco en el estómago. Caí de rodillas. Una lluvia de mamporros redobló en mi cabeza, como si de un tambor se tratara. Traté de protegerla con los brazos. Mi cuerpo se dobló todavía más. En posición fetal, acurrucada, oía a mi alrededor los pasos apresurados, las carreras, las voces ásperas de los policías, los gemidos quejumbrosos de mis compañeros contusionados. Con los ojos cerrados pensé en mi abuela, en mi madre, y maldije en voz baja que, después de todo, las cosas no hubieran cambiado tanto en este país. Mi orgullo dejó paso a la vergüenza.

11 comentarios:

  1. y pensar que esto que cuentas es verdad Geli,, que chicos y chicas de apenas catorce años, como mi hijo mayor, ya se lleven estos palos. Es vergonzoso, no encuentro el adjetivo adecuado para expresar lo que siento. Gracias Geli por tus letras. Un abrazo camarada.

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  2. Muy buen relato Geli. Narrado con pulso firme. Creo que en la frase “Con los ojos cerrados pensé en mi abuela, en mi madre, y maldije en voz baja que después de todo, las cosas...” la coma debería ser: “Con los ojos cerrados pensé en mi abuela, en mi madre, y maldije en voz baja que, después de todo, las cosas...” Muy bien escrito Geli, como siempre.

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    1. Marco, creo que llevas razón con esa coma. Ahora mismo la corrijo. Muchas gracias por estar tan atento a los deslices de puntuación.

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  3. Imagino que en el segundo párrafo, cuando comienzas en primera persona, debes haberlo hecho adrede por alguna razón que no termino de comprender y que suena raro. Dímelo, porfa. Por lo demás, un relato muy verídico de nuestro pasado y de nuestro, desgraciadamente, prsente. Bien hecho Geli.

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    1. Amparo, todo el relato está contado en 1ª persona. ¿Qué es lo que no comprendes?

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    2. Creo que lo que te sorprende es el cambio de pasado a presente, pero está hecho adrede,... para ver si estabas atenta,...jajajaja. Ahora hablo en serio, lo que te llama la atención es el cambio de tiempo verbal, pero es intencionado.

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  4. Son historias que se repiten, cuando lo describiremos como hechos pasados. Muy real Geli

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  6. Así ha sido,así.Los tengo tan cerca a esos chicos...Tengo hijos de compañeros estudiando allí.Y un compañero de Solfeo es de 2º de bachiller en Luis Vives.Este tuvo que correr para no salir herido.Me sobrecoge esta historia.Un beso Geli.

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  7. Coincido, los alumnos están alucinados por todo lo que ha pasado, no se lo esperaban. Muy bien narrado, Geli.

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