martes, 21 de febrero de 2012

INNESFREE, GILDA Y UN VIEJO NEGRO QUE CONSIGUE COSAS. Por Eudoxia Macrembolitissa.

La pelirroja se hartó de estar metida siempre en casa, rodeada de fogones, y esperando a que su Sean se decidiera, de una vez por todas, pedirle al bruto de Will su dote, a que todas las noches su duda acabara ahogada entre pintas de cerveza –negra, ¿o acaso existe otro tipo de cerveza?- y vasos de wisky de patata.
Las noches en casa eran más frías porque el invierno no había avisado aquel año o, quizás, porque la mitad de la cama seguía vacía, y el fuego del hogar no servía ya para alimentar ilusiones de recién casada, sino decepciones encadenadas, como los días de tedio.
Un ascua de la chimenea fue saltando hasta sus pies –parecía como si se estuviera quemando- y conforme saltaba brillaba cada vez más para iluminar tanto su cara como la maleta de serajo que guardaba bajo la cama... la habitación se iluminó por completo, estaba llena de gente que bebía, hablaba, reía y el ascua latía para convertirse en una boquilla encendida de un cigarrillo que terminaba en los labios de Ballin. Estaba nervioso, como siempre que Farrell aparecía por el club.
La pelirroja había aprendido cómo aliviar tensiones. Así que, a un leve movimiento ensayado de su melena de fuego, el director de la orquesta hizo que sonara “Put The Blame On Mame” y toda la luz de la sala se concentró en un solo foco. El mismo foco que desnudaba de su brazo ese infinito guante de terciopelo negro.
La algarabía hormonal del personal masculino del local se hizo patente ante el recelo y la envidia, no menos presente, de todo el foro femenino no sólo por su belleza –bueno, sí, por su belleza también- sino por no poder ser miradas y admiradas como ella.
De todas aquellas miradas, y admiradas, desde la más profunda oscuridad del fondo de la sala, un viejo negro que acostumbraba a conseguir “cosas” le comentaba a su rubio y alto amigo –no sabes cómo me gusta cuando se quita ese guante-, a lo que el rubio respondía –esto sólo pasa en Ciguatanejos, Red-. La pelirroja avanzaba hacia ellos al compás de la melodía, y Red advirtió a su amigo –Cuidado, Dufresne, un problema recién venido de la bella Irlanda va a sentarse sobre tus rodillas-.

4 comentarios:

  1. Es un relato precioso. El comienzo me gusta mucho, y tiene magia que ese ascua parezca que se queme y que cobre vida propia hasta convertirse en la boquilla de un cigarrillo en un club.

    Esta frase la cambiaría un poco (sobre todo el cambio de preposición):

    La pelirroja había aprendido cómo aliviar tensiones, así que con un leve movimiento ensayado de su melena de fuego el director de la orquesta hizo que sonara “Put The Blame On Mame” ...

    La pelirroja había aprendido cómo aliviar tensiones. Así que, a un leve...

    Y a esta otra: "ser miradas y admiradas como a ella". le sobra la preposición: "ser miradas y admiradas como ella".

    El final, incluyendo a los protagonistas de Cadena perpetua es sencillamente, excelente.
    Me ha encantado.

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    1. Gracias por tus correcciones siempre tan acertadas. Cambiadas en el acto.

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  2. Sí, bonito relato, Eu. Yo me pierdo un poco en el final. Debe ser porque tampoco recuerdo ni el final ni el nombre de los personajes. La tendré que volver a ver.

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  3. Muy bueno Eufrasio. ¿Has visto "Innesfree" de José Luis Guerin? Es una película maravillosa!!! El hombre tranquilo es puro Ford... Enhorabuena!!!

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