Siempre en tu rincón
favorito, en la mesa escondida del
jardín donde te gusta acomodarte. Ya me habían hablado de ti. Te encanta sentir
los perfumes mediterráneos, mientras saboreas tu aperitivo. Hoy de nuevo
escondido tras tus gafas y los libros que te acompañan siempre.
Yo no me atrevo a tomar la iniciativa, a pesar de que cada tarde nos contemplas.
Presiento que no es una casualidad que estés siempre tan cerca de mí. Aunque mi vida sea tan efímera, me la alegras unos instantes. Llevo mis mejores galas. Extiendes tu mano y
me sitúas en mejor posición. Sin apenas darme cuenta, mi savia renace solo para ti.
Y me siento esplendorosa. Y tú me colocas, y estoy a tu lado.
¡Has hecho hablar a una rosa! Muy bonito, Malén.
ResponderEliminarMe encanta el título y comparto los gustos de ese tú. Besos.
ResponderEliminarLas flores hablan, si tienes tiempo para escucharlas :). Bonito relato.
ResponderEliminar¡Hermoso, Malén! La flor cobra vida en tus palabras.
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