
Todos los años acudo al lugar
en el que te abandoné para siempre, a esa playa que tragó tus cenizas sin
rechistar y que nunca vomitó ni el más pequeño de tus pedazos… Voy y dejo mi
corazón tatuado con los dedos en el mismo punto en que derramé tímidamente, hace
tres años, parte de mi vida con la tuya entera; alimento la esperanza de que
esa espiral casi invisible que corona ese punto, me transporte rápido, me lleve,
me devuelva lo que es sólo mío.
Una declaración de amor terriblemente triste.
ResponderEliminarComo en el caso del micro de Malén, creo que el título es acertadísimo para un micro tan desgarrador. ¡Buen trabajo, Mer!
ResponderEliminarVaya... es triste, pero muy hermoso!!
ResponderEliminarUff, desgarrador y poético. Muy bello
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