martes, 17 de julio de 2012

Una luna gorda


Lunes por la mañana, el sol acaricia con ternura el rostro de las chicas de la peluquería, supermercado, pastelería… Todos los días se apiñan en el soportal de una calle céntrica de Huesca, sin compromiso ni ataduras, almuerzan en el café de la esquina sobre las once de la mañana. Es el Bar de Manolo.
Hoy hace un día espléndido, la luz de mayo es brillante y huele a verano. El primer madrugón de la semana ha hecho mella en sus ojos, en sus torneadas piernas, en sus jóvenes brazos, sin duda, un corsé de plomo se ciñe sin piedad en los cuerpos de estas muchachas…
Esta mañana Manolo no les ha servido café ni bollería… solo refrescos y silencio… ninguna tiene ánimo para contar nada, para presumir de nada… Anoche salieron de verbena, bailaron y se divirtieron, mucho vino y cacahuates. Una de ellas se atrevió con el anís… y hoy todas, tras una apariencia feliz e ingenua, sostienen el cuerpo castigado y la conciencia pesada.
¿Qué ocurrió con aquél  grupo de chicos? Se arrimaron sin remilgos, con ese punto canalla que tienen algunos hombres que nos gusta tanto a las mujeres… tras acabar la música, todos se trasladaron al río sin más bombilla que una luna gorda, descarada y fisgona. ¿Qué vivieron en ese lugar? No hay comentarios…

5 comentarios:

  1. Has acertado. Las protagonistas de la foto son las empleadas de una peluquería, creo recordar...
    Parece que lo que presenció esa "luna gorda" no es demasiado agradable.
    Gracias por tu relato, Mer.

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  2. Así que molidas y hechas polvo tras la verbena y el paseíto al río, ja, ja, muy bueno!!

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  3. Duros lunes tras noches de fiesta. Me ha gustado, Mer.

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  4. Mmmm... cuánto misterio.Me ha gustado! Saludos!

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  5. Muchas gracias a todas guapas, más que guapas!!!

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