Desde mi más tierna infancia siempre me has
acompañado. Has crecido conmigo. En verano era cuando más me daba cuenta de tu
incondicional presencia. Daba por hecho que seguirías siendome fiel toda la
vida. Me sentía afortunada cada vez que alguien
piropeaba tu seductora perfección, tu línea escultural. Estaba orgullosa
cuando te movías, saltabas, brincabas y hacías figuras al ritmo de la
música, que animaba las verbenas de las
fiestas de la Virgen de Agosto, y tú te convertías en el centro de todas las
miradas.
Evoco con nostalgia nuestros días de playa, la lindura
de tu talle, tu piel bronceándose poco a poco, tu envidiable tamaño. Nos
tendíamos en la arena recibiendo las caricias de los rayos solares y nos
sumergíamos felices en las tibias aguas del Mediterráneo.
Ahora te he perdido. Aún no puedo explicármelo. Sí, ya
sé que las causas han sido mis continuos deslices, yerros y desatinos. No sé
qué podría hacer para recuperarte. Pienso en ti día y noche, eres la
protagonista de todos mis sueños.
Quiero recuperarte, quiero reconquistar los sesenta
centímetros de mi hermosa cintura arruinados por culpa de mis excesos. Prometo
no volver a probar los dulces, los arroces, las pastas y los quesos pero
vuelve, por favor, no puedo vivir sin ti.
María Molla
Original relato...con final inesperado.
ResponderEliminarMuy bueno el título!! Ja, ja, ja...Y además Molla, muy gracioso!!
ResponderEliminarCierto, muy divertido, M. Molla.
ResponderEliminarMuy divertidos esos recuerdos sobre el talle perdido..., yo también quiero recuperar el mío ¿quién lo tiene?
ResponderEliminarBuena historia. Suerte.
Nostalgia del lo que fue y ya no es. Muy ingeniosa la evoación.
ResponderEliminarJugar al equívoco con el lector. ¡Bien conseguido ese objetivo! El seudónimo muy bien escogido también.
ResponderEliminarMe encanta, jajaja. Yo también busco la mia:D. Eso sí: no prometo nada...jajajaja.
ResponderEliminarAndaba yo perdida por el relato, y el final impactó de lleno en mi cabeza. Muy bueno.
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