sábado, 25 de agosto de 2012

SOS



 

         Anneka caminaba despacio por la orilla de la playa. Las oscuras y fétidas olas dejaban su incierta huella en la brillante arena color antracita. Levantó, durante breves segundos, la visera de su casco protector; el oxígeno era escaso. Le pareció ver un extraño objeto semienterrado. Se agachó y lo cogió entre sus inflados guantes. Contempló lo que parecía una botella de vidrio color marrón. Ya no se usaba ese frágil material. Le dio algunas vueltas, parecía contener algo en su interior pero…no sabía cómo abrirlo. Decidió llevarlo al laboratorio más cercano. En los tiempos que corrían, nadie manipulaba cosas de las que no se conociera su procedencia.

Al entrar en el recinto, pudo prescindir del casco. Allí el aire era sano. Cuando vieron lo que traía entre sus manos, le animaron a dejarlo sobre la mesa de estudio para analizarlo convenientemente.  Anneka y las tres personas restantes se quedaron en silencio. El de más edad, separó del cuello de la botella el pequeño y húmedo tapón hasta que su contenido cayó sobre la suave superficie. Se trataba de un envoltorio de plástico, debía ser muy antiguo. El plástico había dejado de utilizarse, ya que las reservas de petróleo habían sido esquilmadas hacía muchas décadas. Entre el obsoleto material, se encontraba, doblada, una inscripción. Estaba escrita en inglés, idioma universal. La tinta estaba borrosa, inexistente en algunas líneas; la mesa escaneó la nota automáticamente. También sustituyó los espacios imprecisos por palabras convenientes al tono del mensaje: “ Miami, mayo 15/ 2015. Me llamo Martin, tengo doce años. Sé que estos mensajes pueden viajar durante mucho tiempo arrastrados por las corrientes.  Me gustaría decirle, a quien lea esta nota, que estoy muy triste porque en la Tierra apenas quedan bosques. La mayoría de las especies marinas y terrestres están en peligro de extinción y los gobiernos no parecen darse cuenta. Tal vez, ustedes puedan encontrar una solución”.

Las cuatro cabezas, instintivamente se giraron hacia la pared que mostraba: Alesund (Noruega) enero 2227. Anneka dijo: “No sabía que quedaran bosques en el año 2015”.

 

12 comentarios:

  1. Perfecto dominio del tema, Amparo, muy bien escrito, así que también le das a la ficción futurista, me dejas sin habla!! Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Malén. Se me ocurrió a causa de todos los incendios que estamos teniendo este verano.

      Eliminar
  2. Amparo, me has dejado igual que a Malén, sorprendida. Me ha gustado mucho tu relato futurista, aunque sea horriblemente triste y pesimista.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado mucho, pero me dejas muerta matada... espero que tengas poco de bruja/adivina... Un beso

    ResponderEliminar
  5. Vaya Amparo, has sacado la vena futurista, esperemos que no se cumpla tan triste panorama.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Jo, Amparo, me dejas asombrada. Felicidades.

    ResponderEliminar
  7. Acabo de leer tu relato, Amparo y tengo que decirte que me ha encantado. Me gustan los mensajes que atraviesan el tiempo para decirnos algo.

    ResponderEliminar