martes, 2 de abril de 2013

AMIGAS



Eran tres, como las hijas de Elena. Las tres de todos los cuentos, canciones y poemas. No las unían los lazos de consanguinidad, sino la cercanía. La vida las había golpeado a fuerza de desengaños y tristezas. Y ahora, libres al fin de sus ataduras, con sus cabezas blancas y altas permanecían juntas con sus sonrisas y sueños intactos hasta el final de sus días.

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