miércoles, 2 de mayo de 2012

Instinto




A pesar de ser el mediodía, la luz era tan escasa y el silencio que todo lo cubría tan opaco, que las montañas y la nieve parecían inventadas.

Llegó exhausta al ibón. Ni siquiera la vista de aquellas aguas frías en calma alivió su inquietud. Su cuerpo inmenso se balanceaba con dificultad. Se detuvo a la orilla del lago y giró la cabeza hacia ambos lados, como si valorase qué era mejor: si cruzar a nado o bordearlo. Un dolor repentino y agudo en el bajo vientre la obligó a interrumpir su marcha y su instinto, a continuar en cuanto se mitigó. Eligió el camino más largo pero también el más seguro. Las huellas que dejaba en la nieve, profundas y bien marcadas, eran su única compañía. Otra punzada que provenía de lo más recóndito de su ser se repitió con más fuerza, la atenazó y la forzó a detenerse de nuevo. Resolló entonces intranquila, sin perder de vista su objetivo al otro lado de aquel círculo sin fin y cuando el sufrimiento remitió, continuó con cautela.

Se movía con la misma mansedumbre con la que los copos de nieve quedan suspendidos antes de caer, pero con férrea determinación. Las paradas eran cada vez más frecuentes y su agitación crecía.

Llevaba recorrido buena parte del camino cuando oyó, por vez primera, los gritos y los aullidos. Se apresuró. Sabía que si alcanzaba su destino estaría a salvo, pero si moría, la vida que peleaba por emerger de sus entrañas, moriría con ella y sellaría el final de su estirpe. Los sentía muy cerca. Por fin, atisbó la gruta. Sin apenas aliento, subió los últimos metros por rocas escarpadas. Nada más cruzar el umbral de la cueva, se colocó bajo el teletransportador, y se desplomó encogida de dolor. Lo había logrado.  

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero su lucha por perpetuar la estirpe de la tribu de los osos viene a su memoria, cada vez que aparece un ibón en la gran pantalla.

13 comentarios:

  1. Precioso Geli, pensaba que eras una loba, pero no, me he equivocado. HAy algo que me ha costado entender, creo que son las comas de "su instinto". Quitaría la primera. La segunda tiene la función clara de omitir el verbo, pero ya le daré otra ojeada más tarde, que me tengo que ir. Hasta pronto!!

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    1. Con el copia y pego desde diferentes borradores, la puse de más. Gracias Malén por detectarla.

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    2. Mientras que lo escribía pensaba en una osa, pero luego decidí que sería una criatura "fantástica", la que el lector quisiera imaginarse. Un abrazo.

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  2. Estoy de acuerdo con Malén, precioso y tampoco entiendo esas comas.

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  3. Muy bueno, Geli, me ha encantado. Me gusta el dinamismo con que escribes, amiga.

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  4. Me ha sorprendido esa mezcla del pasado con el futuro. Lo que no entiendo es si la tribu del oso es humana o qué es...

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    1. Eso es precisamente lo que quería conseguir, que la criatura fuera lo que el lector imaginara.

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  5. Lo que no entiendo es por qué tu heroína exploraba por el ibón en su avanzado estado de gestación. Por lo demás, perfecto.

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    1. No exploraba. Tenía un objetivo claro desde el principio, a pesar de su estado avanzado de "¿buena esperanza?": llegar a la gruta. ¿No se ve claro?

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    2. Si, está claro, pero sus "capitanes", sabiendo su avanzado estado de buena esperanza, podían haber puesto el tranportador en un lugar más accesible.

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    3. Jajajaja,...creo que después de aquella experiencia, así debieron hacerlo o quizás, estaba en un lugar tan inaccesible para que no lo usara cualquiera que "pasaba por ahí" como dice la canción.

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  6. Muy bien Geli. Yo desde el principio pense en una hermosa osa blanca. Me encanto la forma de redactarlo

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