Aunque el pabellón estaba vacío,
el ring seguía iluminado. Aún se podía escuchar el eco de la voz del árbitro
cuando levantó su brazo junto al del boxeador y anunció: ”El púgil mejicano
Chucho Ramírez, Campeón del Mundo de Peso Medio”, y el rugir entusiasta de la
mayoría de los asistentes al evento.
El olor de sangre y sudor todavía envolvía el
ambiente. Las lágrimas del perdedor flotaban sobre la lona, de su nombre ya no
se acordaba nadie. Grotesca metáfora de la vida.
Buen micro!
ResponderEliminarDuro y bueno!!!
ResponderEliminarAsí es en el ring y en la vida.
ResponderEliminarGracias.
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