martes, 9 de junio de 2015

El abrazo



El jurado fue unánime: Inocente.

Los asistentes al juicio se arremolinaban a su paso para darle la enhorabuena. Incondicionales que le apoyaron desde el principio. Él, ignorando a la multitud, se dirigió hacia su esposa e hijo que esperaban una sentencia favorable, pues sabían que la acusación había sido un montaje urdido por su jefe.

Al llegar junto a ellos, se abrazó a su mujer, bajo la atenta mirada del pequeño, pensando que ya nada volvería a ser como antes. Aunque había recuperado la libertad, su fe en las personas había sido condenada a cadena perpetua.

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