lunes, 14 de enero de 2013

El guiño



Hace  días que ensayo un guiño de ojos seductor y no consigo el efecto deseado. Me juego mucho, me lo juego todo. Cuando lo vi entrar en la oficina con cara de no haber roto un plato en su vida y con esa timidez casi enfermiza, me dije “este es el hombre de mi vida”, esta vez no puedo equivocarme, llevo muchos años esperándolo. Las señales son inequívocas: la mirada perdida, la tartamudez, el traje gris con camisa gris y corbata gris. Su manera de trabajar concentrado en su mesa como si temiera molestar a alguien. Es él, sin duda es él, pero ¿cómo voy a seducirlo? No tengo ninguna práctica. No sé qué decirle. He pensado seguirle a la máquina del café y ofrecerle una porción de mi bizcocho irresistible  al tiempo que le guiño un ojo pero  y ¿si me pongo a bizquear y no me salen las palabras? 


3 comentarios: