viernes, 29 de junio de 2012

SUCEDIO EN EL ANDEN





       Caminamos hacia  la estación cogidos de la mano. El llevaba mi maleta, yo llevaba mi bolso cargado de regalos. Consulté mi billete y nos acercamos al vagón señalado en él. Subió conmigo para ayudarme con el equipaje pero un empleado le obligó a bajar al andén. Nos miramos a los ojos como si fuera la última vez.

Acomodada en mi asiento le busqué entre el gentío. No sin dificultades llegó hasta la ventanilla donde yo le tendía mis brazos. Aún tuvimos tiempo de permanecer unos minutos diciéndonos boberías e inventando nuestro próximo encuentro.

Lentamente el tren emprendió la marcha. Parecía sentirse cómplice de nuestra despedida. Nuestras manos, sin quererlo, se separaron y nuestros dedos se movieron nerviosos al sentirse zarandeados por el viento.

El sol se ponía en la estación. Fue entonces cuando vi el brillo lacerante de un objeto puntiagudo apoyado en su espalda. Mi garganta emitió un grito sofocado que se confundió con el traqueteo del tren…

Todos los días le enseño a nuestro hijo la única fotografía que llegamos a hacernos juntos durante aquellas vacaciones en Roma, donde nos conocimos.

15 comentarios:

  1. Como habréis visto lo he puesto todo: las dos fotografías de la semana y la frase de "zarandeados por el viento" de hace ya...ni se sabe y cuyo relato no llegué a escribir. ¡Besos!

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  2. Todo, todo, lo has puesto todo y aquellas vacaciones en Roma que te volvieron loca porque no es la primera vez que escribes sobre ellas, aunque sea ficción. Me ha gustado, Amparo.

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  3. Jajajaja, Podrías haberte traído una romana.

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    1. ¡Ainssss, no conocía varón, en aquellos años! Y andaba tanto para verlo todo que por la noche caía "reventá", no tenía el cuerpo para "farolillos"

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  4. Me gusta mucho... como tú dices, está lleno de guiños que configuran muy bien la historia. Un abrazo

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  5. Qué labor de síntesis, Amparo, tres relatos en uno, ¡¡muy bien!!

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  6. Triste y bonita historia Amparo!!!. Me encanta precisamente la frase "nuestros dedos se movieron nerviosos al sentirse zarandeados por el viento". Muy buena idea la de ensamblar los tres relatos en uno

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  7. Aunque desconozco las historias cuyo sintesis representa, el relato en sí mismo me gusta.

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    1. Lo que tenemos que intentar es que los relatos, de por sí, gusten y resulten creíbles aunque no tengamos delante las fotos que sirvieron como inspiración. En este caso uní las fotos de esta semana con una frase anterior a que tú vinieras que es la de "zarandeados por el viento". Un saludo Svieta.

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  8. ¡Menuda historia, Amparo! Triste, triste. Está muy bien contada. Has utilizado muchos verbos con gran acierto.
    El ritmo también es muy bueno. ¡Bien hecho!

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  9. Hola, Amparo. ¿De verdad que esto es autobiográfico? Ya me lo contarás...
    He visto algo que no me cuadra. Con tanta emoción esta frase tiene algo sin fuerza: "Nuestras manos, sin quererlo se vieron libres" ¿No sería mejor? "Nuestras manos, sin quererlo, se separaron" (ojo con la segunda coma) Creo que "se separaron" es mejor que "se vieron libres" cuando es evidente que los protagonistas no quieren despegarse el uno del otro.
    Bueno, es algo sin importancia, ya lo sabes, porque el relato esta escrito impecablemente. Un abrazo.

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    1. No es autobiográfico, Eu. Lo que pasa es que, en otra ocasión, ya escribí un relato ubicado en Roma y Lucrecia me hace la broma.

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