sábado, 14 de febrero de 2015

SU MUNDO, MI MUNDO




Conocí a Juan Oller el día de san Valentín del 2007. Tenía una voz cálida y muchos sueños por cumplir. Nos aferramos el uno al otro como supervivientes únicos de una catástrofe nuclear y juntos nos pusimos a reinventar el mundo.
Pasado el tiempo y con las esperanzas rotas, he llegado al convencimiento de que ese mundo que cada uno recreaba en su mente no se parecía nada al del otro. Hasta que un día cada uno se perdió en el suyo y ya no volvimos a encontrarnos.

A mi vida volvió el sabor de las almendras amargas y tuve que empezar de nuevo a construir despacio, sin prisas, sin pausas, un mundo ya solo mío porque ya no creo en las quimeras de los otros.

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