lunes, 12 de enero de 2015

Delirio daliniano




—Gala, Galuchka, déjame entrar.
—Vete de mi castillo, loco impotente.
—Gala, Gradiva, ábreme sólo una rendijita para que pueda veros, quiero mirar.
—¡Fuera de Púbol!
Amo y odio a Gala, la musa divina que me hechiza con sus ojos profundos e irracionales de bruja rusa. “Amo a Gala más que a mi madre, más que a mi padre, más que a Picasso, más incluso que al dinero”. Y la odio cuando se encierra con sus amantes jóvenes en el castillo de Púbol para vampirizarlos y no me dejar sentarme en un sillón y observarlos. Ella cree que el esperma de los hombres jóvenes y fuertes que la penetran es lo único que puede hacerla rejuvenecer. Me excita que tenga amantes y lo sabe. Soy el mayor de los cornudos. La odio y dejaría caer cientos de cuchillos sobre esa espalda que he hecho inmortal. Hoy he soñado con los cuchillos y con Gala debajo, indefensa, a sus pies, atormentada y temerosa.
—Gala, Galuchka, tienes que posar para mí unas vez más. Soy tu genio y tú eres mi alma.
—Vete, perverso voyeur, y déjame disfrutar.
—Ven, Gala, Gradiva, he soñado contigo.
—Fuera, fuera, diablo con pinceles. No pienso ponerme debajo de esos cuchillos que me aterran. Coloca ahí, bajo ese diluvio de aceros, a las jóvenes putitas con las que te masturbas.



Vicente CARREÑO

5 comentarios:

  1. Sin duda se trata de un delirio, que bien podría ser el resultado de una ensoñación tras una noche de excesos. Bien escrito.

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    1. Un delirio, claro. No sé por qué la imagen me pareció muy daliniana. Y ya sabes que Gala y Dalí llegaron a agredirse físicamente. A él tuvieron que hospitalizarle después de una de sus trifulcas.

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  2. Muy bueno, Vicente. Bienvenido a Valencia Escribe.

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  3. Gracias. No domino todavía el funcionamiento de esta web, como se ve, pero lo estoy intentando.

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  4. Eh, Vicente, esto tiene nivel, hermosa prosa poética, loca y a la vez irreverente. Felicitaciones!

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