Me enamoré de tu voz. Al oír como
pronunciabas “glutamato monosódico” me descoloqué, mis esquemas se deshicieron como
gránulos liofilizados y te di un cuerpo, una cara, unas manos que removían incesantes la olla. Me gustabas como eras, tremendamente
preocupado por la salud del prójimo. En “buscadas
y consumidas” -ya no pude más-, me imaginaba que me estabas comiendo enterita a mí, y yo me deshacía como la sopa. Quiero ser
tu aditivo pernicioso y que seas tú quien prepare mis manjares el resto de
mis días. No me importan los dolores de cabeza, ni la diarrea, ni la sudoración
excesiva, ni la taquicardia, si estás tú conmigo.
Sé que parecerá una extravagancia, pero el amor es así, se salta las barreras y
lo socialmente correcto. Anhelaba tanto conocerte, que me puse en contacto con
el autor del vídeo para que me dijera quién eras. El resto os lo podéis
imaginar sin mi ayuda.
No tenía ni idea de a quién pertenecía el texto mientras lo leía. Me has sorprendido gratamente, Maga. Excelente micro con una buena dosis de humor que también es muy bueno para la salud. Felicidades.
ResponderEliminarAquí ando, con las sopitas...
ResponderEliminarVaya, vaya, qué sorpresa de relato!!! jajaja. "Quiero ser tu aditivo pernicioso" me ha encantado. Creo que a partir de ya voy a intentar ligar ccomo tú, jeje.
ResponderEliminarJajajaja, "glutamato monosódico" curiosa expresión para enamorar, pero -¿cómo no?-, posible. No pensé tampoco que pudiera ser tuyo este texto. Muy bueno.
ResponderEliminarEscuchad la voz, escuchadla bien y veréis que cadencia, qué tono, qué modulacicón y aspereza...
ResponderEliminarEstás loca, jajajajajja
EliminarJaja!! Un nuevo registro, Mag...¡Me ha encantado!
ResponderEliminarDivertido relato, donde la imaginación se pone de manifiesto. Muy bueno Malén
ResponderEliminarMalén Al decir glutamato monosódico se abre y se cierra la boca ni más ni menos que nueve veces. Tu si que sabes.
ResponderEliminar