jueves, 19 de abril de 2012

Abandonadas


-Madre, no me vuelva a decir que no llore porque si de algo tengo ganas es de llorar –exclamó Adela al tiempo que, nerviosa, se retocaba el recogido del pelo.

-Hija, no te pongas así. Ya verás como todo se arregla…

La mujer no acabó la frase. Adela se giró con brusquedad y le contestó, casi como en un exabrupto:

-¿Se arreglará, se arreglará?

La furia entre los dientes, los puños apretados.

-¿Acaso no ha oído lo que dicen por el pueblo?. Además de mi marido, la Encarnita hace tres días que no aparece por su casa. ¡Y no me diga ahora que es casualidad! –gritó ya sin contemplaciones.

La anciana la miró con una profunda pena y entró en la casa. «Es como una maldición» -pensó.

Durante generaciones, aquella vivienda sería siempre recordada como la de "las abandonadas".

10 comentarios:

  1. ¡Se han ido juntos el marido y la Encarnita! Estoy tan espesa que no lo he entendido hasta que no lo he leído dos o tre veces.
    ¡Qué bueno, Geli! Me ha encantado el final, precisamente.

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  2. Qué buena la maldición esta, jajajajja, pero yo creo que ellas tendrían que estar contentas de quedarse solas. Seguro que los maridos esos no merecían la pena...

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  3. Totalmente de acuerdo con Wis. Yo pondría signos interrogativos en ¿Acaso...? pero ya sabes que los grandes autores hacen lo que les da la gana...Un saludo.

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    1. Buena observación. Ahora lo corrijo. Gracias, princesa.

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  4. ¡Excelente! Me ha encantdo. Un abrazo. :)

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  5. Buena historia, Geli. Tengo dudas: ¿esta maldición tiene algo que ver con la de la abuela de "La muñeca de la caja de galletas de los 50? ¿Es Adela aquella niña que cuando creció se comió la ultima galleta de la caja? ¿Será la Encarnita la muñeca que salió de la caja? .......... jejeje, no sigo. Un abrazo guapa.

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    1. Elucubra, elucubra, Dori. La imaginación al poder. Besillos.

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  6. Creo que deberían de vender la casa y marcharse a otro pueblo, así se terminaría la maldición. Muy bueno Geli

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  7. Qué bueno, Geli. Me ha encantado, sobre todo la resignación a estar etiquetadas de por vida. Un drama muy, muy real y cotidiano, por desgracia.

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  8. A mí también me ha gustado, le he encontrado un sabor lorquiano al diálogo de las abandonadas. Un abrazo.

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