lunes, 21 de octubre de 2013

La carta



Mi queridísimo Jonasz:

Hermano mío del alma, sentí una alegría infinita al enterarme que después de esta trágica guerra sigues vivo. Si he de ser sincera, en la familia habíamos perdido la esperanza de volverte a ver. Y aunque ahora estés preso de los rusos, sabemos que el momento de nuestro reencuentro se acerca. Cada minuto rezamos para que vuestros carceleros os traten bien, os mantengan sanos y, sobre cualquier cosa, que os liberen pronto.

Varios meses después de que abandonases Varsovia para incorporarte al ejército clandestino polaco conseguimos huir al norte, no sin padecer grandes calamidades. Los Pawlak, unos amigos del tío Janek, nos acogieron y ocultaron en su granja durante dos interminables años.

Hemos trabado amistad con unos ancianos a los que les han dicho que su hijo reside en el mismo campo que tú, su nombre es Milek Kowalski. Si lo conoces, pídele que les escriba o busque a alguien que lo haga, su padre está muy enfermo y recibir noticias suyas mitigaría el gran sufrimiento al que está sometido.

Te envío una foto que me hicieron la pasada primavera cerca de la granja Pawlak.

Recibe un amoroso abrazo de tu hermana
Rasia

8 comentarios:

  1. Está tan bien narrada que parece real. Me da igual repetirme pero ¡Malditas guerras y malditos los que nos engañan para empezarlas! Un abrazo

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    1. Gracias David. Y apoyo al 100 por 100 tu maldición. Podridos políticos. Un abrazo.

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    1. Gracias Lu, cuando te relajes un poco laboralmente hablando, regálanos algún texto.
      Un abrazo.

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  3. Al igual que el fondo en el retrato de la mujer, actúa como trampantojo de las ruinas, con tu carta nos muestras que el amor por los seres queridos mitiga el dolor de la guerra. Es un gran relato, sencillo y emotivo. Un abrazo.

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  4. Rafa, genio, da igual el genero que te pongan delante... lo bordas. Mi sincera felicitación (siempre lo es) por esta hermosa carta. Un abrazo

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    1. Muchas gracias, Reca. Amigo, eres demasiado generoso con tus comentarios. Uno (yo) no acaba nunca de aprender y se entretiene escribiendo (¡gracias, telebasura!). Un abrazo y hasta pronto.

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