viernes, 8 de abril de 2011

VIAJE AL TULUM DE FELLINI (interludio de LA HIUDA) Eufrasio Saluditero.

“...Bienvenida, querida. No tengas miedo. Este es un viaje como otro cualquiera. Nos alegra tanto que hayas traído una linterna. Enfócala sobre ese baúl. ¡Sí!, sobre el más grande.”
En el lienzo empezaron a dibujarse sombras que se convirtieron en imágenes proyectadas y la bodega se llenó de gente salida de otras maletas, unas llenas de ropa, otras de instrumentos musicales, algunas de bolsitas de azúcar en polvo (¿azúcar en una maleta de viaje?, que rayada está la gente) y las nuevas de polipropileno (o cómo demonios se diga) El ruido de los rotores del avión se diluyó para trasformarse en una agradable melodía (http://www.youtube.com/watch?v=nWqC6kRCLjI / http://www.youtube.com/watch?v=us3Kgy52XAg / http://www.youtube.com/watch?v=wJkJ5td0Jgo) que dió entrada a un batallón de ciclistas-anarquistas-futuristas portando sobre sus manillares maletas preñadas; pedaleando a toda velocidad, atropellando inmisericordes pasos de cebra, y dejando las maletas abandonadas por los rincones de la ciudad de México para que mujeres normales, sin pretensiones, las encontrasen por casualidad; lanzando al cielo ráfagas de “parole in libertà” que abatían a una errante serpiente zigzagueante del desierto mientras de la maleta que arrastraba con una cuerda brotaba un cactus de extremidades desmembradas que, abrazando el cuerpo de una joven, titilaba por un cartel luminoso que tenía en la copa en el que apenas alcanzaba a leer: “Cal·...·apitá·...”  (algunas letras se habían fundido) balbuceó mientras describía pantágonos regulares sobre sus patines un antiguo conductor de autobuses, recluido en el frenopático, tras sufrir un atentado de un marido celoso, por asegurar que veía fantasmas. Su caída sonó como un patinazo... como la sacudida de las ruedas del avión sobre la pista de aterrizaje. El párpado del ojo cerrado se percató de la luz que se colaba por los portones del tren de aterrizaje. Mientras la inercia del frenado de la aeronave aumentaba su cuerpo fue retomando la postura del caracol. Ahora, ¡silencio Rosana!, pensó.
“...Oiga patrón, ¿dónde aparcamos las valijas de los guachupines? – Órale chavo, no seas fresa. Hay como veas... deja un chingo ahí mismito y ya nos regresaremos de puro padre después... menos esa de serrajo y esparto que será de algún chilango.” ( http://www.youtube.com/watch?v=mML2fPec7xU )

4 comentarios:

  1. Bueno, bueno, bueno, Eufrasio, me he quedado impresionada. Me has dejado sin palabras. He intentado ponerlo a continuación de la huida pero no me sale la música. Ya hablaremos cuando me recupere, ahora tengo que hacer una visita al frenopático, ya le doy al Aurelio recuerdos tuyos.

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  2. Espectacular!!! Y lo de la música me ha encantado.

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