martes, 12 de abril de 2011

En mi rincón.

Son las 11 A.M. Como cada día, cinco días a la semana, busco cualquier excusa para esperarla en mi rincón. El patio del colegio es enorme, pero desde allí la veo sin que me vea, la escucho llegar, puedo incluso respirarla.

Corro, tropiezo, me levanto y corro. Es casi la hora.

Si me concentro mucho, si Lorena no me molesta, podría oír sus pasos acercándose desde lejos, he aprendido a distinguirlos del resto del mundo, son un taconeo rítmico, musical, hermoso, más hermoso que callarse a oscuras.

Ya viene, como cada día, puntual. Ella no puede verme, ella no sabe que existo, pero ella lo es todo para mí.

Hoy lleva minifalda, ayer pantalones con raya como los de papá, huele a fruta recién cogida, es tan hermosa que no parece posible.

Pasa a mi lado ocupada en sus pensamientos, frunce el ceño, se detiene justo enfrente, me ve y me sonríe, su rostro brilla. La sangre sube a mi cara como si fuera invierno y llevara diez minutos corriendo, no lo puedo evitar. No puedo hablar, he olvidado cómo se respira, mi corazón no sigue las leyes de la física, avanza sin control cuesta abajo, enamorado. El viento sale a rescatarme, una ráfaga traviesa levanta un pliegue de la blusa que está fuera de su lugar, puedo ver un trocito de su piel blanca. Si empezara a llover no me mojaría, si me muero, ya no me importa.

Mientras se aleja no puedo sujetar mis pensamientos, me agarro a la verja y sueño con hacerme mayor, con abandonar mi ignorancia, con olvidar para siempre los veinte minutos del recreo.

- ¿Ya estás aquí otra vez?. Mira, las chicas están saltando juntas, todas al mismo tiempo, ya son cuatro, ven. ¿No es increíble?.

- Sí, es increíble.

La primera por la izquierda soy yo, me llamo Clara, soy la única que no sonríe.

14 comentarios:

  1. Buen relato, Fernando y bien escrito con ambigüedad final incluida. Felicidades.

    ResponderEliminar
  2. Que bonita historia Fernando, con un final que no se sospecha hasta la frase " la primera por la izquierda soy yo".Precioso.

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno Fernando. Además de la historia, que como dice Lucrecia tiene cierta ambigüedad, me gusta mucho cómo utilizas y metes con fluidez ciertas expresiones muy evocadoras, muy poéticas. Mi preferida es: "más hermoso que callarse a oscuras". Muy buen trabajo Fernando, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  4. Gracias amigos y amigas, con vuestros ánimos, ¿cómo puedo dejar de escribir?.

    ResponderEliminar
  5. Me encantó, tiene algo de poesía a leerlo, con un final insospechado enhorabuena

    ResponderEliminar
  6. Es trágico y precioso a la vez, me ha encantado.

    ResponderEliminar
  7. Muy bueno, el final lo remata, enhorabuena.

    ResponderEliminar
  8. No voy a decir que el relato esté mal,pero perdone usted que diga,que prefiero la poesía.

    ResponderEliminar
  9. Para mi como siempre de diez, me ha encantado!!!

    ResponderEliminar
  10. Dori, el poema lo escribí primero, el relato es una secuela, si tuviera que elegir entre los dos, yo también me quedaría con la poesía. ¿Dónde está tu relato?.

    ResponderEliminar
  11. Yo me he quedado asombrado con la precisión con la que cuentas el detalle (siempre los detalles por pequeños que sean) del pliegue de la blusa levantado por el viento. El viento, que recurso para trasladar imágenes y frases. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  12. Mi chica, que es profesora, dice que esas niñas de la foto no pueden tener más de siete años y que es imposible que tengan esos sentimientos adolescentes. Necesito vuestra opinión al respecto.

    ResponderEliminar
  13. Tendrá razón pero la fotografía es solo un motivo para despertar nuestra imaginación y no un corsé que nos reprima.

    ResponderEliminar
  14. ¿Nadie ha tenido un amor de infancia?
    ¿Nadie ha sentido de niño algo por un mayor (sin ser familia) que la madurez le ha descubierto, con los años, que se trataba de amor?
    El amor es atemporal, eterno, no tiene edad, es mundial, universal, es aconfesional e irracional

    ResponderEliminar