miércoles, 9 de marzo de 2011

EL INFIERNO DE LOS OSADOS Lucrecia

Luz tenía un sueño escondido: ser escritora. Ver publicado un libro de hermosas tapas con su nombre y observarlo en el escaparate de una librería. La vida le fue pasando entre estudios, amores, trabajo, pañales y cacerolas. Un día se decidió, tenía unos ahorrillos y unas cuantas historias en el archivo de su ordenador. Ni corta ni perezosa se puso en contacto con una editorial por la red y se hizo con una edición de 75 libros. El paquete llegó como un regalo después de mails, galeradas, correcciones, elección de la portada, etc. Lo recibió llena de ilusión y pensó que sus amigos estarían encantados de poseer aquel librito por diez euros de nada que le harían reponerse del gasto extraordinario. Con honrosas excepciones, Luz solo recibió indiferencia y ausencia total del más mínimo aprecio. A los pocos intentos de divulgar su obra completa de 65 páginas, escondió todos los libros en una caja y la precintó. La guardo en el fondo de un armario. ¿Cuál sería el futuro de aquellos libros? –pensaba-. Seguramente, pasarían a su muerte a alguna librería de viejo con el resto de su copiosa biblioteca. Eso con suerte. Quizá en el mundo moderno su destino sería una incineradora donde arderían en las llamas del infierno de los osados que querían jugar a ser dioses.

5 comentarios:

  1. Aunque estéis en los infiernos, seguid siendo osados por favor.

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  2. Pero un día, Luz se cambió de ciudad, mejor dicho, de país, y tuvo que hacer un gran desalojo de armarios. Cogió su ebook y unos pocos ejemplares de sus libros, los demás los mandó a través de una ONG a un país necesitado de habla hispana donde los pudieran utilizar los niños y jóvenes como comentario de texto. Los salvó del asilo porque aún eran jóvenes y frescos.

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  3. Espero que no sea autobiográfico, es tan real.....

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  4. El ebook es un formato interesante, pero mientras haya olfatos capaces de distinguir la celulosa vieja de papel noble, con un olor esculpido por el paso de las manos, mientras haya ojos que miren los lomos de libros antiguos y sonrisas que reconozcan libros de nuestro pasado, el formato digital no tendrá cabida en el mundo del papel, la tinta y el polvo.
    Lucrecia, tu relato es la pesadilla de los no editados, de los no comprendidos, de los soñadores que soñamos en papel.

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